Über
ein Jahr brachte sie ein schönes Kind
zur Welt, und dachte gar nicht mehr an das
Männchen, da trat es in ihre Kammer
und sprach: »Nun gib mir, was du versprochen
hast«. Die Königin erschrak,
und bot dem Männchen alle Reichtümer
des Königreichs an, wenn es ihr das
Kind lassen wollte, aber das Männchen
sprach: »Nein, etwas Lebendes ist
mir lieber als alle Schätze der Welt«.
Da fing die Königin so an zu jammern
und zu weinen, daß das Männchen
Mitleiden mit ihr hatte, und sprach: »Drei
Tage will ich dir Zeit lassen, wenn du bis
dahin meinen Namen weißt, so sollst
du dein Kind behalten.«
Nun dachte die Königin die ganze Nacht
über an alle Namen, die sie jemals
gehört hatte, und schickte einen Boten
über Land, der sollte sich erkundigen
weit und breit nach neuen Namen. Als am
andern Tag das Männchen kam, fing sie
an mit Caspar, Melchior, Balzer, und sagte
alle Namen, die sie wußte, nach der
Reihe her, aber bei jedem sprach das Männlein:
»So heiß ich nicht.«
Un año
después, trajo un precioso niño
al mundo y en ningún momento se acordó
del hombrecillo. Pero de repente vino a su
cuarto y le dijo
-dame lo que me prometiste.- La reina estaba
horrorizada y le ofreció todas las
riquezas del reino si le dejaba a su hijo.
Pero el hombrecillo dijo
-no, algo vivo vale para mí más
que todos los tesoros del mundo.- La reina
empezó a lamentarse y a llorar, tanto
que el hombrecillo se compadeció de
ella y dijo
-te daré tres días, si para
entonces has descubierto mi nombre, entonces
conservarás a tu hijo.-
Entonces la reina pasó toda la noche
pensando en todos los nombres que había
oído, y mandó un mensajero a
lo ancho y largo del país para preguntar
por todos los nombres que hubiera. Cuando
el hombrecillo llegó al día
siguiente, empezó con Gaspar, Melchor,
Baltasar... dijo, uno tras otro, todos los
nombres que sabía, pero en cada uno
decía el hombrecillo -ese no es mi
nombre.