Nun ging die kleine Seejungfer aus ihrem Garten hinaus zu dem brausenden Malstrom, hinter dem die Hexe wohnte. Diesen Weg war sie nie zuvor gegangen, da wuchsen keine Blumen, kein Seegras, nur der nackte graue Sandboden streckte sich gegen den Malstrom, wo das Wasser wie brausende Mühlenräder im Kreise wirbelte und alles, was es erfaßte, mit sich in die Tiefe riß. Mitten zwischen diesen zermalmenden Wirbeln mußte sie dahingehen, um in das Reich der Meerhexe zu gelangen. Dann gab es eine ganze Strecke keinen anderen Weg, als über heißsprudelnden Schlamm, den die Hexe ihr Torfmoor nannte. Dahinter lag ihr Haus mitten in einem seltsamen Walde.
Entonces
abandonó la sirenita su jardín
y se dirigió al estruendoso remolino
detrás del cual vivía la bruja.
Nunca había ido ella por aquel camino;
ninguna flor crecía allí; ninguna
planta marina, sólo el fondo de arena,
desnudo y gris, se extendía hasta los
remolinos, que giraban y arrastraban cuanto
caía en ellos hacia el abismo; debía
atravesar estos violentos remolinos para alcanzar
los dominios de la bruja del mar y no había
durante un largo trecho ningún otro
camino más que el fango caliente y
burbujeante que la bruja llamaba su turbera.
Más allá se encontraba su casa
en medio de un bosque horrible.
Alle Bäume und Büsche waren Polypen,
halb Tier, halb Pflanze, sie sahen aus, wie
hundertköpfige Schlangen, die aus der
Erde wuchsen; alle Zweige waren lange schleimige
Arme mit Fingern wie geschmeidige Würmer,
und Glied für Glied bewegten sie sich
von der Wurzel bis zur äußersten
Spitze. Alles was in ihre Greifnähe kam
im Meer, umschnürten sie fest und ließen
es nicht wieder los.
Todos los árboles y arbustos eran pólipos,
mitad animales y mitad plantas, que parecían
serpientes de cien cabezas que brotaran de
la tierra; las ramas eran brazos largos y
viscosos, con dedos como flexibles gusanos,
y todas sus articulaciones se movían
desde la raíz hasta la punta más
distante. Se abrazaban a cuanto podían
atrapar en el agua y no lo soltaban nunca.