Er hatte
schon einige Straßen durchwandert;
aber nirgends öffnete sich ihm die
Türe, nirgends rief man, wie er sich
vorgestellt hatte:»Kleiner Muck, komm
herein und iß und trink und laß
deine Füßlein ausruhen!«
Er schaute gerade auch wieder recht sehnsüchtig
an einem großen, schönen Haus
hinauf; da öffnete sich ein Fenster,
eine alte Frau schaute heraus und rief mit
singender Stimme:
»Herbei, herbei!
Gekocht ist der Brei,
Den Tisch ließ ich decken,
Drum laßt es euch schmecken;
Ihr Nachbarn herbei,
Gekocht ist der Brei.«
Die Türe des Hauses öffnete sich,
und Muck sah viele Hunde und Katzen hineingehen.
Er stand einige Augenblicke in Zweifel,
ob er der Einladung folgen sollte; endlich
aber faßte er sich ein Herz und ging
in das Haus. Vor ihm her gingen ein paar
junge Kätzlein, und er beschloß,
ihnen zu folgen, weil sie vielleicht die
Küche besser wüßten als
er.
Ya había
recorrido algunas calles, pero en ninguna
parte se le abrió una puerta, ni le
llamaron, como se había imaginado,
diciendo
-pequeño Muck, entra, come, bebe y
descansa tus piececillas.
Estaba mirando con añoranza una casa
muy grande y hermosa, cuando se abrió
una ventana y una mujer anciana se asomó
y dijo con voz cantarina
-¡Por aquí, por aquí!
Cocido está el guiso,
la mesa dejé poner.
Por eso, ¡qué aproveche!
Por aquí, vecinos,
cocido está e lguiso.
La puerta de la casa se abrió y Muck
vio entrar a muchos perros y gatos. Dudó
unos momentos si debería aceptar la
invitación; por fin cobró ánimo
y entró en la casa. Delante de él
iban un par de gatitos y se decidió
seguirlos, porque probablemente sabría
mejor que él donde estaba la cocina.