Dieser
saß ganz nachdenklich in der Kajüte.
»O Herr!«, rief er aus, als
ich zu ihm hineintrat, »ich wollte
lieber im tiefsten Grund des Meeres liegen,
als in diesem verhexten Schiff noch eine
Nacht zubringen.« Ich fragte ihn nach
der Ursache seines Kummers, und er antwortete
mir:»Als ich einige Stunden geschlafen
hatte, wachte ich auf und vernahm, wie man
über meinem Haupt hin und her lief.
Ich dachte zuerst, Ihr wäret es, aber
es waren wenigstens zwanzig, die oben umherliefen;
auch hörte ich rufen und schreien.
Endlich kamen schwere Tritte die Treppe
herab. Da wußte ich nichts mehr von
mir, nur hie und da kehrte auf einige Augenblicke
meine Besinnung zurück, und da sah
ich dann denselben Mann, der oben am Mast
angenagelt ist, an jenem Tisch dort sitzen,
singend und trinkend; aber der, der in einem
roten Scharlachkleid nicht weit von ihm
am Boden liegt, saß neben ihm und
half ihm trinken.« Also erzählte
mir mein alter Diener.
Éste
estaba sentado en el camarote muy pensativo.
-¡Oh, señor!- exclamó
cuando llegué a él, -preferiría
estar en lo más profundo del mar antes
que pasar la noche en este barco embrujado.
Le pregunté por la causa de su preocupación
y me respondió
-cuando había dormido unas horas, me
desperté y oí que por encima
de mi cabeza andaban de acá para allá.
Primero pensé que seríais vos,
pero eran por lo menos veinte los que andaban
arriba; oí también llamar y
gritar. Por fin unos pasos pesados descendieron
la escalera. Entonces no me di cuenta de más,
sólo de vez en cuando recobraba el
sentido por unos instantes y veía al
mismo hombre que arriba está clavado
al mástil sentado en aquella mesa,
cantando y bebiendo; pero el que yace en el
suelo no lejos de él, con el traje
rojo escarlata, estaba sentado a su lado y
juntos bebían.
Así me contó mi viejo sirviente.