Das Essen
wurde aufgetragen; es gab eine Suppe aus
Wasser, mit Pfeffer und ranzigem Öl
gewürzt, das auch in der gleichen Güte
beim Salat wieder erschien; verdorbene Eier
und gebratene Hahnenkämme bildeten
den Höhepunkt der Mahlzeit; selbst
der Wein hatte einen Beigeschmack, es war
eine wahre Medizin. Zur Nacht wurden die
Koffer gegen die Tür gestellt und einer
der Reisenden hielt Wache, während
die anderen schliefen. Der Theolog war der
Wachthabende. O, wie schwül war es
hier drinnen! Die Hitze drückte, die
Mücken summten und stachen, und die
Krüppel jammerten im Schlaf.
"Ja, Reisen ist schon recht gut!",
seufzte der Student, "wenn man nur
keinen Körper hätte. Könnte
dieser ruhen, und der Geist indessen fliegen!
Wohin ich komme, findet sich ein Mangel,
der das Herz bedrückt.
Sirvieron
la comida: una sopa de agua, sazonada con
pimienta y aceite rancio; luego un plato de
ensalada aliñada con el mismo aceite.
Los platos fuertes fueron huevos podridos
y crestas de pollo asadas. Incluso el vino
tenía un sabor extraño; sabía
a medicina.
Por la noche colocaron las maletas contra
la puerta, y uno de los viajeros se encargó
de la vigilancia mientras los demás
dormían.
Al seminarista lo tocó actuar de centinela.
¡Qué bochorno hacía dentro!
El calor era opresivo, los mosquitos zumbaban
y picaban, y los lisiados seguían quejándose
en sueños. «Sí, eso de
viajar está muy bien -suspiró
el seminarista-, sólo que sobra el
cuerpo. Éste debiera poder descansar,
mientras el espíritu vuela. Dondequiera
que llego, noto que me falta algo, y siento
como una opresión en el corazón.
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