Der Unterschied
zeigt sich nur in dem besseren geistigen
Gedächtnis des Dichters, mit dem er
die Gedanken und Gefühle bewahren kann,
bis sie klar und deutlich in Worte gefasst
dastehen. Das können die anderen nicht.
Aber von einer Alltagsnatur in eine begabte
sich zu wandeln, ist immer ein Übergang,
und den hatte der Kopist nun überstanden.
"Der herrliche Duft!", sagte er,
"wie erinnert er mich an die Veilchen
bei Tante Lene! Ja, damals war ich noch
ein kleiner Knabe! Herrgott, wie lange ist
das her, dass ich daran gedacht habe! Das
gute, alte Mädchen, sie wohnte da um
die Börse herum. Immer hatte sie einen
Zweig oder ein paar grüne Schösslinge
im Wasser stehen, der Winter mochte noch
so strenge sein. Die Veilchen dufteten,
während ich die angewärmten Kupferschillinge
gegen die gefrorenen Scheiben presste und
Gucklöcher machte. Das gab einen hübschen
Blick. Draußen im Kanal lagen die
Schiffe eingefroren und von der ganzen Mannschaft
verlassen. Eine schreiende Krähe war
die einzige Besatzung. Aber wenn das Frühjahr
herangeweht kam, dann wurde es dort lebendig.
Unter Gesang und Hurrarufen sägte man
das Eis entzwei. Die Schiffe wurden geteert
und aufgetakelt, und dann fuhren sie nach
fremden Ländern.
La diferencia
consiste sólo en que el poeta posee
una memoria espiritual mejor y más
potente, es capaz de retener las ideas y los
sentimientos hasta darles forma clara y precisa
por medio de la palabra; en cambio, los demás
no son capaces de hacerlo. Pero el paso de
una naturaleza ordinaria a otra mejor dotada
supone siempre una transición, y ésta
es la transición que experimentó
nuestro escribiente.
«¡Qué maravillosa fragancia!
-dijo-. ¡Cómo me recuerda las
violetas de tía Elena! Era yo un chiquillo
entonces. ¡Dios mío! ¡Cuánto
tiempo hace que no había pensado en
aquellos días! La pobre y bondadosa
mujer vivía detrás de la Bolsa.
Siempre tenía una rama o unos brotes
en agua, por rudo que fuese el invierno.
Las violetas olían, mientras yo aplicaba
un chelín de cobre calentado al cristal
helado de la ventana para hacerme una mirilla.
Era una vista preciosa. Fuera, en el canal,
se alineaban los barcos inmovilizados por
el hielo, sin tripulantes a bordo; toda la
dotación se reducía a una chillona
corneja.
Pero, cuando empezaban a soplar los vientos
primaverales, todo se animaba; entre cantos
y hurras, aserraban el hielo, calafateaban
los barcos y los aparejaban, y muy pronto
se hacían a la mar hacia tierras extrañas.
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Vokabular |
der
Unterschied = la diferencia |
|
der
Gedanke = la idea |
|
das
Gefühl = el sentimiento |
|
der
Übergang = la transición |
|
der
Duft = la fragancia |
|
der
Schössling = el brote |
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das
Veilchen = la violeta |
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der
Kupferschilling = el chelín
de cobre |
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das
Guckloch = la mirilla |
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die
Krähe = la corneja |
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die
Besatzung = la dotación |
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teeren,
abdichten = calafatear |
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auftakeln
= aparejar |
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