Das konnte
ja ein netter Spaß für die Seele
werden, wenn sie zurückkehrte und aller
Wahrscheinlichkeit nach den Körper
in der Oststraße suchen ging und ihn
nicht fand. Zuerst würde sie sicherlich
auf die Polizei laufen, damit von dort aus
unter den verlorenen Sachen nachgesucht
würde, und zuletzt nach dem Hospital
hinaus; doch wir können uns damit trösten,
dass die Seele am klügsten tut, wenn
sie auf eigene Faust handelt. Der Körper
macht sie nur dumm. Wie gesagt, des Wächters
Körper kam aufs Hospital und wurde
dort in die Reinigungskammer gebracht. Das
erste, was man dort tat, war natürlich,
die Galoschen auszuziehen, und da musste
die Seele zurück. Sie schlug sogleich
die Richtung nach dem Körper ein, und
mit einemmal kam Leben in den Mann. Er versicherte,
dass dies die schrecklichste Nacht in seinem
Leben gewesen sei, und er dies nicht für
einen Taler noch einmal durchmachen wolle,
aber nun war es ja überstanden. Am
selben Tage wurde er wieder entlassen, aber
die Galoschen blieben im Hospital.
Ahora
bien, ¿cómo se las iba a arreglar
el alma, si se le ocurría volver,
y, como es muy natural, buscaba el cuerpo
en la calle del Este? Allí, desde
luego, no lo encontraría. Lo más
probable es que acudiese a la policía,
y de ella a la oficina de informaciones,
donde preguntarían e investigarían
entre los objetos extraviados; y luego iría
al hospital. Pero tranquilicémonos;
el alma es muy inteligente cuando obra por
sí misma; es el cuerpo el que la
vuelve tonta. Según ya dijimos, el
cuerpo del vigilante fue a parar al hospital
y depositado en la sala de desinfección,
donde, como era lógico, la primera
cosa que hicieron fue quitarle los chanclos,
con lo cual el alma hubo de volver. Se dirigió
enseguida al lugar donde estaba el cuerpo,
y un momento después nuestro hombre
estaba de nuevo vivito. Aseguró que
acababa de pasar la noche más horrible
de su vida; ni por un tálero se avendría
a volver a las andadas; suerte que ya había
pasado. Lo dieron de alta el mismo día,
pero los chanclos quedaron en el hospital.