Eines Tages
kam ein ganzer Bund Wachslichtstückchen
in den Keller, die größten Stücke
wurden gebrannt, und die kleineren brauchte
die alte Frau, um ihren Zwirn damit zu wachsen,
wenn sie nähte. Wachslicht war nun
da, aber es fiel den beiden Alten nicht
ein, davon ein Stück in die Laterne
zu setzen. »Hier stehe ich mit meinen
seltenen Fähigkeiten!«, sagte
die Laterne, »ich habe alles in mir,
aber ich kann es nicht mit ihnen teilen.
Sie wissen nicht, daß ich die weißen
Wände in die schönsten Tapeten,
in reiche Wälder, in alles, was sie
sich wünschen wollen, verwandeln kann!
– Sie wissen es nicht!«
Un día
apareció en el sótano todo un
paquete de cabos de vela; los mayores fueron
encendidos, y los más pequeños
los utilizó la vieja mujer para encerar
el hilo cuando cosía.
Ya tenían luz de vela, pero a ninguno
de los ancianos se le ocurría poner
un cabo en el farol.
-Aquí estoy con mis raras aptitudes-
dijo el farol. -Lo poseo todo pero no puedo
compartirlo con ellos.
No saben que podría transformar las
blancas paredes en hermosísimos tapices,
en ricos bosques, en todo cuanto pudieran
apetecer. ¡No lo saben!.