»Im
Schwanenkleid kam ich hierher und warf es
ab«, sagte die Mutter. »Ich
versank durch den schwankenden Moorboden
tief hinein in den schlammigen Sumpf, der
sich wie eine Mauer um mich schloß.
Doch bald fühlte ich eine frischere
Strömung; eine Kraft zog mich tiefer
und immer tiefer hinab, ich fühlte
die Hand des Schlafes auf meinen Lidern,
ich schlief ein, ich träumte –
mir war es, als läge ich wieder in
Ägypten in der Pyramide, aber vor mir
stand noch immer der schwankende Erlenstamm,
der mich schon auf der Oberfläche des
Moore erschreckt hatte. Ich betrachtete
die Risse in der Borke, sie leuchteten farbig
und verwandelten sich in Hieroglyphen; es
war die Mumienhülle, die ich betrachtete.
Da barst sie, und daraus hervor trat der
tausendjährige Herrscher in Mumiengestalt,
schwarz wie Pech und glänzend wie die
Waldschnecke oder der fette schwarze Morast;
war es der Moorkönig oder die Mumie
der Pyramide, ich wußte es nicht.
Er schlang seine Arme um mich, und mir war
es, als müsse ich sterben.
-Llegué
aquí con plumaje de cisne y me despojé
de él -dijo la madre-. Me hundí
en el movedizo suelo del cenagal, hasta lo
más profundo del pantano, que me rodeaba
como un muro. Pero pronto noté la presencia
de una corriente más fresca; una fuerza
misteriosa me atraía hacia el fondo.
Mis párpados experimentaban la opresión
del sueño; me dormí y soñé.
Me pareció como si estuviese dentro
de la pirámide de Egipto, pero ante
mí se alzaba aún el cimbreante
aliso que tanto me había aterrorizado
en la superficie del pantano. Miré
las grietas de corteza, que resaltaban en
brillantes colores y que se transformaban
en jeroglíficos.
Era la envoltura de la momia que yo miraba.
Se reventó, y de su interior salió
el rey milenario, la momia, negra como pez,
reluciente como el caracol de bosque o como
el suelo negro de la ciénaga. Era el
rey del pantano o la momia de la pirámide,
no podía decirlo. Me cogió en
sus brazos y tuve la sensación de que
iba a morir.