Die Räuber
ergriffen Klein-Helga an ihrem weißen
Arm; da, im gleichen Augenblick, ging die
Sonne unter, und als der letzte Sonnenstrahl
erlosch, verwandelte sie sich in eine häßliche
Kröte. Das weißlich-grüne
Maul klaffte über das halbe Gesicht,
die Arme wurden dünn und schleimig,
eine breite Hand mit Schwimmhäuten
öffnete sich fächerförmig;
– da ließen sie die Räuber
entsetzt fahren.
Sie stand als häßliches Untier
mitten unter ihnen, und nach Froschart hüpfte
sie empor, höher als sie selbst war,
und verschwand im Dickicht. Da merkten die
Räuber, daß sie es mit Lokes
böser List oder geheimen Zauberkünsten
zu tun hatten, und voller Entsetzen eilten
sie davon.
Der Vollmond war schon aufgegangen und spendete
Glanz und Licht, da kroch aus dem Gebüsch,
in des Frosches häßlicher Haut,
Klein-Helga hervor. Sie blieb bei dem Leichnam
des christlichen Priesters und ihrem getöteten
Renner stehen und sah sie mit Augen an,
die zu weinen schienen.
Los bandoleros
sujetaron a Helga por los blancos brazos,
pero en el mismo momento se puso el sol, y,
al extinguirse el último rayo del sol,
la muchacha se transformó en una fea
rana. La boca, de un verde blanquecino, se
ensanchó hasta cubrir la mitad de su
cara, los brazos se le volvieron delgados
y viscosos, una ancha mano palmeada se extendió
en abanico... Los bandoleros la soltaron,
espantados.
Ella, convertida en un monstruo repulsivo,
empezó a dar saltos, como era propio
de su nueva naturaleza, más altos que
ella misma, y desapareció entre la
maleza. Los bandoleros creyeron que se las
habían con las malas artes de Loki
o con algún misterioso hechizo, y se
apresuraron a alejarse del siniestro lugar.
Salió la luna llena e inundó
las tierras con su luz. Entre la maleza apareció
Helga en su horrible figura de rana. Se acercó
al cadáver del sacerdote cristiano,
que yacía junto al caballo, y lo contempló
con ojos que parecían verter lágrimas.
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