Seite 28: Des Moorkönigs Tochter (La hija del rey del pantano)



Es war ihr eine Lust, ihre weißen Hände in das dampfende Blut der zum Opfer geschlachteten Pferde zu tauchen; sie zerbiß in ihrer Wildheit den Hals des schwarzen Hahns, den der Opferpriester schlachten sollte, und zu ihrem Pflegevater sagte sie in vollem Ernste:»Käme dein Feind, schlänge ein Seil um die Balken unseres Daches und höbe es von der Kammer, in der du schliefest, ich würde dich nicht wecken, ob ich es auch könnte. Ich würde es nicht hören, so saust mir noch immer das Blut im Ohr, auf das du mir vor Jahren eine Ohrfeige gabst, du! Ich vergesse nicht.« Aber der Wiking achtete ihrer Worte nicht, er war, ebenso wie alle anderen, von ihrer Schönheit betört, wußte auch nichts davon, wie Klein-Helga Gestalt und Sinn bei Tag und Nacht wechselte. Ohne Sattel saß sie wie festgewachsen auf dem Pferde, das in wildem Lauf daherjagte, sprang auch nicht ab, wenn es sich mit den anderen bösartigen Pferden herumbiß. Oft warf sie sich mit allen Kleidern vom Abhange herab in des Fjordes starken Strom und schwamm dem Wiking entgegen, wenn sein Boot dem Lande zusteuerte. Von ihrem herrlichen langen Haar schnitt sie die längste Locke ab und flocht daraus eine Sehne für ihren Bogen: »Selbstgetan, wohlgetan!« sagte sie.

Su mayor placer era bañar las blancas manos en la sangre humeante del caballo sacrificado. En sus accesos de furor mordía el cuello del gallo negro que el sacerdote sacrificador se disponía a inmolar, y a su padre adoptivo le decía muy en serio: -Si viniese tu enemigo y atase una soga a las vigas de nuestro tejado, y lo levantase justamente encima de la habitación donde duermes, yo no te despertaría aunque pudiera hacerlo. No oiría nada, pues aún zumba en mi oído la sangre desde aquel día en que me pegaste una bofetada. ¡Tengo buena memoria! Pero el vikingo no prestaba crédito a sus palabras; como todos los demás estaba trastornado por su hermosura, y tampoco conocía la transformación interior y exterior que la pequeña Helga sufría todos los días. Montaba a caballo sin silla, como formando una sola pieza con su montura, y partía al galope tendido. No se apeaba cuando el animal se batía con otros de igual fiereza. Completamente vestida se arrojaba a la violenta corriente de la bahía y salía nadando al encuentro del vikingo, cuando el barco de éste avanzaba hacia la orilla. De su largo y hermoso cabello se cortó el rizo más largo, para trenzar con él una cuerda de arco. -Lo mejor es lo que se hace uno mismo -decía.

Vokabular
der Opferpriester = el sacerdote sacrificador
in vollem Ernste = muy en serio
das Seil = la soga
die Ohrfeige = la bofetada
betört = trastornado
die Locke = el rizo
flechten = trenzar
die Sehne = la cuerda
der Bogen = el arco





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