„Was
machen sie?“, dachte der Baum. „Was
soll geschehen?“ Die Lichter brannten
bis auf die Zweige herunter, und je nachdem
sie niederbrannten, wurden sie ausgelöscht,
und dann erhielten die Kinder die Erlaubnis,
den Baum zu plündern. Sie stürzten
auf ihn zu, dass es in allen Zweigen knackte;
wäre er nicht mit der Spitze und mit
dem Goldstern an der Decke festgemacht gewesen,
so wäre er umgefallen.
Die Kinder tanzten mit ihrem prächtigen
Spielzeug herum, niemand sah nach dem Baume,
ausgenommen das alte Kindermädchen,
das zwischen die Zweige blickte; aber es
geschah nur, um zu sehen, ob nicht noch
eine Feige oder ein Apfel vergessen sei.
-¿Qué
hacen?- pensaba el abeto. -¿Qué
ocurrirá ahora?
Las velas se consumían, y al llegar
a las ramas eran apagadas. Y cuando todas
quedaron extinguidas, se dio permiso a los
niños para que se lanzasen al saqueo
del árbol. ¡Oh, y cómo
se lanzaron! Todas las ramas crujían;
de no haber estado sujeto al techo por la
cúspide con la estrella dorada, seguramente
se habría desplomado.
Los chiquillos saltaban por el salón
con sus juguetes, y nadie se preocupaba
ya del árbol, aparte la niñera,
que, acercándose a él, se
puso a mirar por entre las ramas. Pero sólo
lo hacía por si había quedado
olvidado un higo o una manzana.