Nun wurden
die Lichter angezündet. Welcher Glanz,
welche Pracht! Der Baum bebte in allen Zweigen
dabei, so dass eins der Lichter das Grüne
anbrannte; es sengte ordentlich.
,,Gott bewahre uns!" schrien die Fräulein
und löschten es hastig aus.
Nun durfte der Baum nicht einmal beben.
Oh, das war ein Grauen! Ihm war bange, etwas
von seinem Staate zu verlieren; er war ganz
betäubt von all dem Glanze. Da gingen
beide Flügeltüren auf, und eine
Menge Kinder stürzten herein, als wollten
sie den ganzen Baum umwerfen, die älteren
Leute kamen bedächtig nach; die Kleinen
standen ganz stumm, aber nur einen Augenblick,
dann jubelten sie wieder, dass es laut schallte;
sie tanzten um den Baum herum, und ein Geschenk
nach dem andern wurde abgepflückt und
verteilt.
Al fin
encendieron las luces. ¡Qué
brillo y magnificencia! El árbol
temblaba de emoción por todas sus
ramas; tanto, que una de las velitas prendió
fuego al verde. ¡Y se puso a arder
de verdad!
-¡Dios nos ampare!- exclamaron las
señorotas, corriendo a apagarlo precitamente.
El árbol tuvo que esforzarse por
no temblar. ¡Qué fastidio!
Le disgustaba perder algo de su esplendor;
todo aquel brillo lo tenía como aturdido.
He aquí que entonces se abrió
la puerta de de dos hojas, y un tropel de
chiquillos se precipitó en la sala,
que no parecía sino que iban a derribar
el árbol; les seguían, más
comedidas, las personas mayores. Los pequeños
se quedaron clavados en el suelo, mudos
de asombro, aunque sólo por un momento;
enseguida exultaban tanto que resonaba;
se pusieron a bailar en torno al árbol,
del que fueron descolgándose uno
tras otro los regalos.