Seite 26: Der Stein der Weisen (La piedra filosofal)



Und er blieb sitzen; aber er saß auf des Turmes Wetterhahn, der drehte und drehte sich mit ihm, sodaß er glaubte, es sei noch immer derselbe Wind. Also blieb er sitzen, und da konnte er lange sitzen und schmecken!
Aber im Lande Indien auf dem Baum der Sonne war es leer und stille geworden, als die Brüder einer nach dem anderen fortgezogen waren.
"Es geht ihnen nicht gut", sagte der Vater,"nie werden sie den leuchtenden Edelstein heimbringen, er wird für mich nie gefunden, und sie sind fort, tot." Und er beugte sich über das Buch der Wahrheit, starrte auf das Blatt, wo er über das Leben nach dem Tode lesen sollte, aber dort war für ihn nichts zu sehen und zu erfahren.

Y se quedó; pero estaba sentado sobre la veleta del campanario, que daba vueltas y más vueltas con él, por lo que le parecía que el viento era siempre el mismo. Por eso siguió allí , sentado y gustando horas y horas.
Pero en la tierra de la India, en el palacio del árbol del sol, todo estaba vacío y silencioso desde que los hijos se habían marchado, uno tras otro.
- ¡No están bien! - decía el padre. -Nunca traerán a casa la preciosa piedra. Nunca será encontrada para mí; y ellos están lejos, muertos .-
Y se inclinó sobre «El libro de la verdad», clavando los ojos en la hoja donde se trataba de la vida que sigue a la muerte; pero era letra muda para él. .

Vokabular
der Wetterhahn = la veleta
starren = clavar los ojos en





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