Nun sagte
er dem väterlichen Heim im Baume Lebewohl
und ging durch des Baumes Herrlichkeit.
Draußen setzte er sich auf den Strauß,
der geschwinder läuft als das Pferd,
und als er später die wilden Schwäne
sah, schwang er sich auf den Rücken
des stärksten. Er liebte die Veränderung,
und so flog er über das Meer in fremde
Länder mit großen Wäldern,
tiefen Seen, mächtigen Bergen und stolzen
Städten, und wohin er kam, war es,
als ginge ein Sonnenschein über das
Land.
Jede Blume, jeder Strauch duftete stärker
in der Empfindung, daß ihm ein Freund,
ein Beschützer nahe, der ihn zu schätzen
wußte und ihn verstand, ja, der verkrüppelte
Rosenstrauch erhob seine Zweige, entfaltete
seine Blätter und trug die lieblichste
Rose; jeder konnte sie sehen, selbst die
schwarze, nasse Waldschnecke bemerkte ihre
Schönheit. "Ich will der Blume
mein Zeichen aufprägen!", sagte
die Schnecke, "nun habe ich sie bespuckt,
mehr kann ich nicht tun."
Entonces
dijo adiós al hogar paterno del árbol
del sol y pasó por la magnificencia
del árbol.
Afuera montó en un avestruz, que corre
más rápido que el caballo y
luego, al divisar a los cisnes salvajes se
subió a la espalda del más robusto.
Le gustaba el cambio, y por eso voló
por encima del mar hacia tierras desconocidas,
donde había grandes bosques, profundos
lagos, empinadas montañas y orgullosas
ciudades. Dondequiera que llegaba le parecía
como si un resplandor solar cubriese el país.
Cada flor, cada arbusto olía más
intensamente, sintiendo que se acercaba a
él un amigo, un protector que le apreciaba
y le comprendía.
El mutilado rosal irguió sus ramas,
desplegó sus hojas y dio nacimiento
a la rosa más bella; todo el mundo
pudo verla, y hasta el viscoso caracol negro
se dio cuenta de su belleza. -Quiero estampar
mi sello en la flor -dijo el caracol-. He
depositado mi baba sobre ella; no puedo hacer
más.