Darüber
dachten die Kinder nun viel nach, Tag und
Nacht beschäftigte es ihre Gedanken;
da träumte der älteste der Brüder
einen herrlichen Traum, und seltsam genug,
der zweite Bruder träumte ihn auch,
und der dritte träumte ihn und der
vierte. Jeder von ihnen träumte ein
und dasselbe. Er träumte, daß
er in die Welt zöge und den Stein der
Weisen fände.
Wie eine leuchtende Flamme erstrahlte er
auf seiner Stirn, als er im Morgenschimmer
auf seinem pfeilschnellen Roß zurück
über die samtgrünen Wiesen im
Garten der Heimat zu seinem väterlichen
Schlosse ritt, und der Edelstein wärfe
ein so himmlisches Licht, einen solchen
Glanz über die Blätter des Buches,
daß sichtbar wurde, was dort geschrieben
stand über das Leben jenseits des Grabes.
Die Schwester träumte nicht davon.
In die weite Welt hinaus zu ziehen, kam
ihr nicht in den Sinn, ihre Welt war ihres
Vaters Haus.
Los niños
pensaron mucho en todo aquello; día
y noche ocupaba sus pensamientos. El hermano
mayor tuvo un sueño maravilloso y extraño,
que luego lo tuvo también el segundo,
y después el tercero y el cuarto. Todos
soñaron lo mismo. Soñaba que
se marchaba a correr mundo y encontraba la
piedra filosofal.
Como una llama refulgente, brillaba en su
frente cuando, a la claridad del alba, regresaba,
montado en su velocísimo caballo, al
palacio paterno, a través de los prados
verdes y aterciopelados del jardín
de su patria. Y la piedra preciosa irradiaba
una luz celestial y un resplandor tan vivo
sobre las hojas del libro, que se hacía
visible lo que en ellas estaba escrito acerca
de la vida de ultratumba.
La hermana no soñó en irse al
mundo, ni le pasó la idea por la mente;
para ella, el mundo era la casa de su padre.