Sie mußten
durch einen langen, dunklen Gang und kamen
endlich in eine große Höhle,
die von einem Feuer, das auf dem Herd brannte,
erleuchtet war. An der Wand hingen Schwerter,
Säbel und andere Mordgewehre, die in
dem Lichte blinkten, und in der Mitte stand
ein schwarzer Tisch, an dem vier andere
Räuber saßen und spielten, und
obenan saß der Hauptmann. Dieser kam,
als er die Frau sah, herbei, redete sie
an und sagte, sie sollte nur ruhig und ohne
Angst sein, sie täten ihr nichts zuleid,
aber sie müßte das Hauswesen
besorgen, und wenn sie alles in Ordnung
hielte, so sollte sie es nicht schlimm bei
ihnen haben. Darauf gaben sie ihr etwas
zu essen und zeigten ihr ein Bett, wo sie
mit ihrem Kinde schlafen könnte. Die
Frau blieb viele Jahre bei den Räubern,
und Hans ward groß und stark.
Después
de seguir un largo y tenebroso corredor, entraron,
finalmente, en una espaciosa cueva, iluminada
por un fuego que ardía en el hogar.
De sus paredes colgaban espadas, sables y
otras armas, que brillaban a la luz de la
hoguera. En el centro, alrededor de una mesa
negra, otros bandoleros estaban jugando; en
el lugar más elevado de la cueva se
hallaba el capitán. Éste, al
ver a la mujer, se dirigió a ella y
le dijo que no se preocupase ni temiese nada;
no se le causaría ningún daño,
y únicamente tendría que cuidar
del gobierno doméstico; y si mantenía
las cosas en orden, no lo pasaría mal.
Luego le dieron de comer y le indicaron una
cama, en la que se acostó con su hijo.
La mujer vivió muchos años con
los ladrones. Juan creció y se hizo
fuerte y robusto.