Das hörte
die horchende Magd ganz deutlich, sprang
aus dem Bett und stolperte zur Tür
herein. Die Diebe liefen fort und rannten,
als wäre der wilde Jäger hinter
ihnen; die Magd aber, als sie nichts bemerken
konnte, ging ein Licht anzünden. Wie
sie damit herbeikam, machte sich Daumesdick,
ohne daß er gesehen wurde, hinaus
in die Scheune, die Magd aber, nachdem sie
alle Winkel durchgesucht und nichts gefunden
hatte, legte sich endlich wieder zu Bett
und glaubte, sie hätte mit offenen
Augen und Ohren doch nur geträumt.
Daumesdick war in den Heuhälmchen herumgeklettert
und hatte einen schönen Platz zum Schlafen
gefunden, da wollte er sich ausruhen, bis
es Tag wäre, und dann zu seinen Eltern
wieder heimgehen. Aber er mußte andere
Dinge erfahren! ja, es gibt viel Trübsal
und Not auf der Welt!
Die Magd stieg, als der Tag graute, schon
aus dem Bett, um das Vieh zu füttern.
Ihr erster Gang war in die Scheune, wo sie
einen Arm voll Heu packte, und gerade dasjenige,
worin der arme Daumesdick lag und schlief.
Er schlief aber so fest, daß er nichts
gewahr ward, und nicht eher aufwachte, als
bis er in dem Maul der Kuh war, die ihn
mit dem Heu aufgerafft hatte.
La criada, que seguía al acecho, oyó con toda claridad sus palabras y, saltando de la cama, precipitóse a la puerta, ante lo cual los ladrones echaron a correr como alma que lleva el diablo.
La criada, al no ver nada sospechoso, salió a encender una vela, y Pulgarcito se aprovechó de su momentánea ausencia para irse al pajar sin ser visto por nadie. La doméstica, después de explorar todos los rincones, volvió a la cama convencida de que había estado soñando despierta.
Pulgarcito trepó por los tallitos de heno y acabó por encontrar un lugar a propósito para dormir. Deseaba descansar hasta que amaneciese, y encaminarse luego a la casa de sus padres.
Pero aún le quedaban por pasar muchas
otras aventuras. ¡Nunca se acaban las
penas y tribulaciones en este bajo mundo!
Al rayar el alba, la criada saltó de
la cama para ir a alimentar al ganado. Entró
primero en el pajar y tomó un brazado
de hierba, precisamente aquella en que el
pobre Pulgarcito estaba durmiendo. Y es el
caso que su sueño era tan profundo,
que no se dio cuenta de nada ni se despertó
hasta hallarse ya en la boca de la vaca, que
lo había arrebatado junto con la hierba.