»Seid
Ihr denn nicht verwundet?« fragten
die Reiter. »Das hat gute Wege«,
antwortete der Schneider, »kein Haar
haben sie mir gekrümmt.«
Die Reiter wollten ihm keinen Glauben beimessen
und ritten in den Wald hinein: Da fanden
sie die Riesen in ihrem Blute schwimmen,
und ringsherum lagen die ausgerissenen Bäume.
Das Schneiderlein verlangte von dem König
die versprochene Belohnung, den aber reute
sein Versprechen, und er sann aufs neue,
wie er sich den Helden vom Halse schaffen
könnte.
»Ehe du meine Tochter und das halbe
Reich erhältst«, sprach er zu
ihm, »mußt du noch eine Heldentat
vollbringen. In dem Walde läuft ein
Einhorn, das großen Schaden anrichtet.
Das mußt du erst einfangen.«
-¿Y
no estás herido? -preguntaron los jinetes.
-No piensen tal cosa -dijo el sastrecito-.
No me tocaron ni un pelo.
Los jinetes no querían dar crédito
a sus oídos, y se adentraron en el
bosque; encontraron a los dos gigantes bañados
en su sangre, y, su alrededor, los árboles
arrancados de cuajo.
El sastrecillo se presentó al rey para
exigirle la recompensa prometida; pero el
monarca se hizo el sueco y volvió a
discurrir algún medio para quitarse
de encima al héroe. -Antes de que recibas
la mano de mi hija y la mitad de mi reino
-le dijo-, tendrás que llevar a cabo
una nueva hazaña. Por el bosque corre
un unicornio que ocasiona grandes daños,
y debes capturarlo primero.
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