»Will
nichts mehr«, antwortete Peter und
ließ traurig sein Haupt sinken. »Mit
mir ist es aus, kann mich mein Lebtag nicht
mehr freuen; was soll ich so allein auf
der Welt tun? Meine Mutter verzeiht mir
nimmer, was ich ihr getan, und vielleicht
hab' ich sie unter den Boden gebracht, ich
Ungeheuer! Und Lisbeth, meine Frau! Schlaget
mich lieber auch tot, Herr Schatzhauser;
dann hat mein elend Leben mit einmal ein
Ende.«
-No quiero
nada más- contestó Pedro dejando
caer abatido la cabeza. -Para mí ha
terminado todo. Mi vida ya no puede alegrarme.
¿Qué puedo hacer yo solo en
este mundo? Mi madre no me perdonará
jamás lo que le he hecho; y tal vez
la he enviado a la tumba, ¡monstruo
de mí! ¡E Isabel, mi mujer! Es
preferible que me matéis, señor
Tesorero y así acabará de una
vez mi desdichada vida.
»Gut«, erwiderte das Männlein,
»wenn du nicht anders willst, so kannst
du es haben; meine Axt habe ich bei der
Hand.«
-Bien-, contestó el hombrecillo, -
si no quieres más que eso, puedes tenerlo;
tengo a mano mi hacha.
Er nahm ganz ruhig sein Pfeiflein aus dem
Mund, klopfte es aus und steckte es ein.
Dann stand er langsam auf und ging hinter
die Tannen. Peter aber setzte sich weinend
ins Gras, sein Leben war ihm nichts mehr,
und er erwartete geduldig den Todesstreich.
Nach einiger Zeit hörte er leise Tritte
hinter sich und dachte: »Jetzt wird
er kommen.«
Muy tranquilo se quitó de la boca su
pipa pequeña, la golpeó para
vaciarla y se la guardó. Luego se levantó
despacio, yéndose detrás de
los abetos. Pedro se sentó llorando
sobre la hierba; su vida ya no le importaba
y esperaba el golpe mortal con paciencia.
Poco después, oyó unos pasos
ligeros a su espalda y pensó -ya está.