Der Schatzhauser
saß schon unter dem Tannenbaum und
rauchte aus einer kleinen Pfeife; doch sah
er munterer aus als zuvor.
»Warum weinst du, Kohlenpeter?«,
fragte er. »Hast du dein Herz nicht
erhalten? Liegt noch das kalte in deiner
Brust?«
El tesorero
estaba sentado al pie del abeto y fumaba una
pequeña pipa, pero parecía más
contento que antes.
-¿Por qué lloras, Pedro Carbón
Munk?- preguntó.
¿No has conseguido tu corazón?
¿Está todavía el frío
en tu pecho?
»Ach, Herr!«, seufzte Peter,
»als ich noch das kalte Steinherz
trug, da weinte ich nie, meine Augen waren
so trocken wie das Land im Juli; jetzt aber
will es mir beinahe das alte Herz zerbrechen,
was ich getan! Meine Schuldner habe ich
ins Elend gejagt, auf Arme und Kranke die
Hunde gehetzt, und Ihr wißt es ja
selbst - wie meine Peitsche auf ihre schöne
Stirne fiel!«
-¡Ay, señor!- se lamentó
Pedro, -cuando llevaba todavía el corazón
de piedra no lloraba nunca, mis ojos estaban
secos como la tierra en julio; ahora, el viejo
corazón casi se me quiere partir por
lo que he hecho.
A mis deudores los arruiné, azucé
los perros contra pobres y enfermos, y sabéis
muy bien... ¡cómo cayó
mi látigo sobre su hermosa frente!
»Peter! Du warst ein großer
Sünder!« sprach das Männlein.
»Das Geld und der Müßiggang
haben dich verdorben, bis dein Herz zu Stein
wurde, nicht Freud', nicht Leid, keine Reue,
kein Mitleid mehr kannte. Aber Reue versöhnt,
und wenn ich nur wüßte, daß
dir dein Leben recht leid tut, so könnte
ich schon noch was für dich tun.«
-Pedro! ¡Has sido un gran pecador!-
dijo el hombrecillo. -El dinero y la ociosidad
te pervirtieron hasta que tu corazón
se convirtió en piedra y ya no conoció
la alegría, ni la pena, ningún
arrepentimiento, ninguna compasión.
Pero el arrepentimiento reconcilia y, si supiera
que tu vida te duele de verdad, podría
hacer aún algo por ti.