Da ergrimmte
der Riese und riß die Kammertüre
auf. »Komm herein und lies die Zettel
alle, und jenes dort, schau, das ist Peter
Munks Herz; siehst du, wie es zuckt? Kann
man das auch aus Wachs machen?«
»Und doch ist es aus Wachs«,
antwortete Peter. »So schlägt
ein rechtes Herz nicht; ich habe das meinige
noch in der Brust. Nein, zaubern kannst
du nicht!«
El gigante
se encolerizó y abrió bruscamente
las puertas de la cámara.
-Entra y lee todas las etiquetas, y aquélla,
mira, ése es el corazón de Pedro
Munk; ¿ves cómo palpita? ¿Se
puede hacer eso con cera?
-¡Pues es de cera!- respondió
Pedro.
-Así no late un verdadero corazón,
yo tengo el mío todavía en el
pecho. ¡No, tú no puedes hacer
hechicerías!
»Aber ich will es dir beweisen!«,
rief jener ärgerlich. »Du sollst
es selbst fühlen, daß dies dein
Herz ist.« Er nahm es, riß Peters
Wams auf und nahm einen Stein aus seiner
Brust und zeigte ihn vor. Dann nahm er das
Herz, hauchte es an und setzte es behutsam
an seine Stelle, und alsobald fühlte
Peter, wie es pochte, und er konnte sich
wieder darüber freuen.
»Wie ist es dir jetzt?«, fragte
Michel lächelnd.
-Te lo voy a probar!- grito encolerizado aquello.
-Vas a comprobar por ti mismo que éste
es tu corazón. Lo cogió, rasgó
el jubón de Pedro, sacó una
piedra de su pecho y se la mostró.
Después cogió el corazón,
lo sopló y se lo colocó con
cuidado en su lugar y, al instante, Pedro
sintió cómo latía y pudo
otra vez alegrarse de ello.
¿Cómo te sientes ahora?- preguntó
Michel sonriendo.