Das Männlein
sah sie staunend an, bis große Tränen
in seinen alten Augen standen; es trank
und sprach dann: »Ich bin alt geworden,
aber ich hab' wenige Menschen gesehen, die
so mitleidig wären und ihre Gaben so
schön und herzlich zu spenden wüßten
wie Ihr, Frau Lisbeth. Aber es wird Euch
dafür auch recht wohl gehen auf Erden;
solch ein Herz bleibt nicht unbelohnt.«
El hombrecillo
la miró sorprendido, hasta que gruesas
lágrimas aparecieron en sus viejos
ojos, bebió y luego dijo -ya he llegado
a viejo, pero he visto pocas personas que
fueran tan compasivas y supieran repartir
sus limosnas tan bella y cordialmente como
vosotros, señora Isabel. Pero ello
os irá muy bien en este mundo; un corazón
así no queda sin recompensa.
»Nein, und den Lohn soll sie zur Stelle
haben«, schrie eine schreckliche Stimme,
und als sie sich umsahen, war es Herr Peter
mit blutrotem Gesicht.
»Und sogar meinen Ehrenwein gießest
du aus an Bettelleute, und meinen Mundbecher
gibst du an die Lippen der Straßenläufer?
Da, nimm deinen Lohn!« Frau Lisbeth
stürzte zu seinen Füßen
und bat um Verzeihung; aber das steinerne
Herz kannte kein Mitleid, er drehte die
Peitsche um, die er in der Hand hielt, und
schlug sie mit dem Handgriff von Ebenholz
so heftig vor die schöne Stirne, daß
sie leblos dem alten Mann in die Arme sank.
-No,
y la recompensa la va a tener al momento-
gritó una voz terrible, y, al volverse,
vieron al señor Munk con la cara
congestionada.
-¿Incluso el mejor de mis vinos se
lo das a los mendigos y mi vaso es para
los labios de los vagabundos? ¡Pues
toma tu recompensa!
Isabel se arrojó a sus pies y le
pidió perdón, pero el corazón
de piedra no conocía la compasión;
Pedro dio la vuelta al látigo que
tenía en la mano, y con el puño
de madera de ébano golpeó
tan fuerte la hermosa frente, que cayó
exánime en los brazos del anciano.
Als er dies sah, war es doch, als reute
ihn die Tat auf der Stelle; er bückte
sich herab, zu schauen, ob noch Leben in
ihr sei, aber das Männlein sprach mit
wohlbekannter Stimme: »Gib dir keine
Mühe, Kohlenpeter; es war die schönste
und lieblichste Blume im Schwarzwald, aber
du hast sie zertreten, und nie mehr wird
sie wieder blühen.«
Al verlo esto, fue como si en el momento
se arrepintiese el hecho; se inclinó
para mirar si aún tenía vida,
pero el hombrecillo dijo con una voz bien
conocida
-no te molestes Pedro Carbón Munk;
era la flor más hermosa y encantadora
de toda la Selva Negra, pero la has aplastado
y ya no volverá a florecer nunca
más.-