Als er
von Straßburg herüberfuhr und
den dunklen Wald seiner Heimat erblickte,
als er zum erstenmal wieder jene kräftigen
Gestalten, jene freundlichen, treuen Gesichter
der Schwarzwälder sah, als sein Ohr
die heimatlichen Klänge, stark, tief,
aber wohltönend vernahm, da fühlte
er schnell an sein Herz; denn sein Blut
wallte stärker, und er glaubte, er
müsse sich freuen und müsse weinen
zugleich, aber - wie konnte er nur so töricht
sein, er hatte ja ein Herz von Stein; und
Steine sind tot und lächeln und weinen
nicht.
Sein erster Gang war zum Holländer-Michel,
der ihn mit alter Freundlichkeit aufnahm.
Al llegar
desde Estrasburgo y divisar los bosques espesos
de su tierra, al volver a ver por primera
vez aquellas vigorosas figuras, aquellos rostros
afables, leales de los habitantes de la Selva
Negra, cuando sus oídos percibieron
los acordes patrios, fuertes, profundos, pero
melodiosos, se tocó rápidamente
a su corazón, pues la sangre hervía
con más fuerza, y creyó que
tenía que alegrarse y llorar al mismo
tiempo, pero... ¿cómo podía
ser tan estúpido?, pues, tenía
un corazón de piedra, y las piedras
están muertas y ni ríen ni lloran.
Su primera visita fue a Michel el holandés,
que le recibió con la amabilidad
de antaño.
»Michel«, sagte er zu ihm, »gereist
bin ich nun und habe alles gesehen, ist
aber alles dummes Zeug, und ich hatte nur
Langeweile. Überhaupt, Euer steinernes
Ding, das ich in der Brust trage, schützt
mich zwar vor manchem; ich erzürne
mich nie, bin nie traurig; aber ich freue
mich auch nie, und es ist mir, als wenn
ich nur halb lebe. Könnet Ihr das Steinherz
nicht ein wenig beweglicher machen? Oder
- gebt mir lieber mein altes Herz; ich hatte
mich in fünfundzwanzig Jahren daran
gewöhnt, und wenn es zuweilen auch
einen dummen Streich machte, so war es doch
munter und ein fröhliches Herz.«
-Michel- le dijo, -ya he viajado y he visto
todo, pero resulta que todo es una estupidez
y no he hecho más que aburrirme.
En definitiva, esa cosa vuestra de piedra
que llevo en el pecho, es cierto que me
preserva de algunas cosas; nunca me encolerizo,
nunca estoy triste, pero tampoco me alegro
nunca y me parece como si sólo viviese
a medias. ¿No podríais hacer
un poco más emotivo el corazón
de piedra?
O mejor, devolvedme mi viejo corazón;
en veinticinco años me había
acostumbrado a él y, aunque de vez
en cuando hacía alguna tontería,
era un corazón alegre y feliz.
http://www.curso-de-aleman.de
http://www.frances-online.de
http://www.curso-de-ingles.de
http://www.curso-de-italiano.de
http://www.curso-de-portugues.com