Seite 059: Das kalte Herz (El corazón frío)



Er fuhr zwei Jahre in der Welt umher und schaute aus seinem Wagen links und rechts an den Häusern hinauf, schaute, wenn er anhielt, nichts als das Schild seines Wirtshauses an, lief dann in der Stadt umher und ließ sich die schönsten Merkwürdigkeiten zeigen.
Durante dos años viajaba alrededor del mundo, y desde su coche contemplaba las casas a derecha e izquierda; cuando se paraba, se limitaba a mirar el letrero de la posada; después se paseaba por la ciudad y hacía que le mostraran las más bellas curiosidades.

Aber es freute ihn nichts, kein Bild, kein Haus, keine Musik, kein Tanz; sein Herz von Stein nahm an nichts Anteil, und seine Augen, seine Ohren waren abgestumpft für alles Schöne. Nichts war ihm mehr geblieben als die Freude an Essen und Trinken und der Schlaf, und so lebte er, indem er ohne Zweck durch die Welt reiste, zu seiner Unterhaltung speiste und aus Langeweile schlief. Hier und da erinnerte er sich zwar, daß er fröhlicher, glücklicher gewesen sei, als er noch arm war und arbeiten mußte, um sein Leben zu fristen. Da hatte ihn jede schöne Aussicht ins Tal, Musik und Gesang hatten ihn ergötzt, da hatte er sich stundenlang auf die einfache Kost, die ihm die Mutter zu dem Meiler bringen sollte, gefreut. Wenn er so über die Vergangenheit nachdachte, so kam es ihm ganz sonderbar vor, daß er jetzt nicht einmal lachen konnte, und sonst hatte er über den kleinsten Scherz gelacht.
Pero nada le alegraba, ningún cuadro, ninguna casa, ninguna música, ningún baile; su corazón de piedra no se interesaba por nada, y sus ojos, sus oídos eran insensibles a todo lo bello. No le había quedado más que el placer de comer y beber y dormir; y así vivía, viajando sin rumbo por el mundo, comía para distraerse y dormía por aburrimiento.
A veces recordaba que había sido más alegre y más feliz cuando aún era pobre y tenía que trabajar para ganarse penosamente la vida.
Entonces, toda vista hermosa sobre el valle, la música y el canto le habían deleitado; durante horas enteras había esperado impacientemente la sencilla comida que le llevaba su madre a la carbonera.
Cuando pensaba de esa manera en el pasado, le resultaba muy raro que ahora ni siquiera podía reír, cuando en otros tiempos se había reído por la más mínima broma.

Wenn andere lachten, so verzog er nur aus Höflichkeit den Mund, aber sein Herz - lächelte nicht mit. Er fühlte dann, daß er zwar überaus ruhig sei; aber zufrieden fühlte er sich doch nicht. Es war nicht Heimweh oder Wehmut, sondern Öde, Überdruß, freudenloses Leben, was ihn endlich wieder zur Heimat trieb.
Si otros reían, contraía la boca por mera cortesía, pero su corazón no reía al mismo tiempo.
Entonces sentía que estaba muy tranquilo, eso sí, pero contento no se sentía.
No fue la añoranza ni la nostalgia, sino la monotonía, el tedio, la vida sin alegrías lo que al fin le hizo volver a su patria.





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