Mehrere
Tage lang erinnerte ihn seine geschwollene
Hand an seine Undankbarkeit und Torheit.
Dann aber übertäubte er sein Gewissen
und sprach: »Und wenn sie mir die
Glashütte und alles verkaufen, so bleibt
mir doch immer der dicke Ezechiel. So lange
der Geld hat am Sonntag, kann es mir nicht
fehlen.«
Ja, Peter! Aber wenn er keines hat? -
La mano
hinchada le recordó durante varios
días su ingratitud y su insensatez,
pero después acalló su conciencia
y se dijo
- aunque me vendieran la vidriería
y todo lo demás, me quedaba Ezequiel
el Gordo y que, mientras éste tuviera
dinero los domingos, a mí no me faltaría.
¡Sí, Pedro! Pero ¿si él
no lo tiene?
Und so geschah es eines Tages und war ein
wunderliches Rechenexempel. Denn eines Sonntags
kam er angefahren ans Wirtshaus, und die
Leute streckten die Köpfe durch die
Fenster, und der eine sagte, da kommt der
Spielpeter, und der andere, ja, der Tanzkaiser,
der reiche Glasmann, und ein dritter schüttelte
den Kopf und sprach: »Mit dem Reichtum
kann man es machen, man sagt allerlei von
seinen Schulden, und in der Stadt hat einer
gesagt, der Amtmann werde nicht mehr lange
säumen zum Auspfänden.«
Y así sucedió un día
y, por cierto, resultó un curioso problema
de cálculo. Sucedió que un domingo
llegó en coche a la taberna. La gente
sacaba la cabeza por la ventana y uno dijo
-ahí viene Pedro el Jugador-, y el
otro
-sí, el Emperador del Baile, el rico
vidriero.
Un tercero movió la cabeza diciendo
-con dinero ya puede hacerse eso; pero se
habla mucho de sus deudas y en la ciudad andan
diciendo que el bailío no tardará
en embargarle.