Nach dem
Nachtessen setzten sich die Hausfrau und
ihre Töchter mit ihren Kunkeln um den
großen Lichtspan, den die Jungen mit
dem feinsten Tannenharz unterhielten, der
Großvater, der Gast und der Hauswirt
rauchten und schauten den Weibern zu, die
Burschen aber waren beschäftigt, Löffel
und Gabeln aus Holz zu schnitzeln.
Después
de la cena, el ama de casa y sus hijas se
sentaron con sus ruecas en torno a la gran
astilla que los chicos alimentaban con la
más selecta resina de abeto; el abuelo,
el huésped y el amo fumaban y contemplaban
a las mujeres; pero los muchachos se ocupaban
en hacer tenedores y cucharas de madera.
Draußen im Wald heulte der Sturm und
raste in den Tannen, man hörte da und
dort sehr heftige Schläge, und es schien
oft, als ob ganze Bäume abgeknickt
würden und zusammenkrachten. Die furchtlosen
Jungen wollten hinaus in den Wald laufen
und dieses furchtbar schöne Schauspiel
mit ansehen, ihr Großvater aber hielt
sie mit strengem Wort und Blick zurück.
Fuera, en el bosque, bramaba la tormenta
azotando los abetos; aquí y allá
se oían golpes violentos y a menudo
parecía como si se desgajaran árboles
enteros y se derrumbaron con estrépito.
Los chicos audaces querían salir
corriendo por el bosque para contemplar
aquel espectáculo terriblemente hermoso,
pero su abuelo los retuvo con mirada grave
y palabras severas.
»Ich will keinem raten, daß
er jetzt vor die Tür geht«, rief
er ihnen zu, »bei Gott, der kommt
nimmermehr wieder; denn der Holländer-Michel
haut sich heute nacht ein neues G'stair
(Floßgelenke) im Wald.«
-Yo no aconsejaría a nadie que traspasara
ahora la puerta- les gritó, -por
Dios ¡que jamás volvería!;
pues Michel el Holandés está
talando un nuevo tronco en el bosque.