Mit schnelleren
Schritten, als er gekommen war, zog Peter
wieder ab. Das Dunkel des Tannenwaldes schien
immer schwärzer zu werden, die Bäume
standen immer dichter, und ihm fing an so
zu grauen, daß er im Trab davonjagte,
und erst, als er in der Ferne Hunde bellen
hörte und bald darauf den Rauch einer
Hütte erblickte, wurde er wieder ruhiger.
Aber als er näher kam und die Tracht
der Leute in der Hütte erblickte, fand
er, daß er aus Angst gerade die entgegengesetzte
Richtung genommen und statt zu den Glasleuten
zu den Flözern gekommen sei.
Pedro se
marchó con pasos más rápidos
que con los que había venido. La oscuridad
del bosque de abetos pareció hacerse
cada vez más negra, los árboles
se erguían cada vez más impenetrables
y él empezó a sentir tal terror
que salió disparado de allí
y sólo se tranquilizó al oír
en la lejanía el ladrar de unos perros
y distinguir al poco el humo de una choza
entre los árboles.
Pero al acercarse y al ver los trajes de la
gente de la choza, descubrió que por
miedo había tomado precisamente la
dirección opuesta y había topado
con los almadieros en lugar de con los vidrieros.
Die Leute,
die in der Hütte wohnten, waren Holzfäller;
ein alter Mann, sein Sohn, der Hauswirt
und einige erwachsene Enkel. Sie nahmen
Kohlenmunk-Peter, der um ein Nachtlager
bat, gut auf, ohne nach seinem Namen und
Wohnort zu fragen, gaben ihm Apfelwein zu
trinken, und abends wurde ein großer
Auerhahn aufgesetzt.
Las gentes que vivían en la choza eran
leñadores; un anciano, su hijo, el
Acogieron con simpatía a Pedro el Carbón
Munk, que les pidió albergue, sin preguntarle
su nombre ni dónde vivía, le
dieron de beber sidra y por la noche sirvieron
un gran urogallo.