Als dies
der Kohlenmunk-Peter hörte, war er
vor Freude und vor Begierde, dies Abenteuer
zu unternehmen, beinahe außer sich.
Es schien ihm hinlänglich, einen Teil
des Sprüchleins zu wissen und am Sonntag
geboren zu sein, und Glasmännlein mußten
sich ihm zeigen. Als er daher eines Tages
seine Kohlen verkauft hatte, zündete
er keinen neuen Meiler an, sondern zog seines
Vaters Staatswams und neue rote Strümpfe
an, setzte den Sonntagshut auf, faßte
seinen fünf Fuß hohen Schwarzdornstock
in die Hand und nahm von der Mutter Abschied:
Al oír
esto, Pedro el Carbón Munk se puso
fuera de sí de alegría y de
ansia por emprender esta aventura. Le pareció
bastante saber una parte del conjuro y haber
nacido en domingo para que el Hombrecillo
de Cristal se le apareciese.
Por eso un buen día, después
de vender su carbón, no encendió
otra carbonera, sino que se vistió
con el jubón de fiesta de su padre,
se puso unas medias rojas nuevas y el sombrero
de los domingos, cogió el bastón
de endrino, que medía cinco pies, y
se despidió de su madre.
»Ich muß aufs Amt in die Stadt,
denn wir werden bald spielen müssen,
wer Soldat wird, und da will ich dem Amtmann
nur noch einmal einschärfen, daß
Ihr Witwe seid und ich Euer einziger Sohn.«
Die Mutter lobte seinen Entschluß,
er aber machte sich auf nach dem Tannenbühl.
Der Tannenbühl liegt auf der höchsten
Höhe des Schwarzwaldes, und auf zwei
Stunden im Umkreis stand damals kein Dorf,
ja nicht einmal eine Hütte; denn die
abergläubischen Leute meinten, es sei
dort unsicher.
-tengo que ir a la ciudad, al departamento, pues pronto sortearán para el
ejército y voy a advertirle otra vez
al bailío que sois viuda y yo vuestro
único hijo.
La madre elogió su decisión,
pero él se puso en camino hacia la
colina de los abetos. La colina de los abetos
está situada en lo más alto
de la Selva Negra, y por aquel entonces, no
existía en dos horas a la redonda ni
un pueblo, ni siquiera una choza, porque la
gente supersticiosa creía que ahí
era peligroso.