Da lief
es und flog über den Zaun, die kleinen
Vögel in den Büschen flogen erschrocken
auf. »Das geschieht, weil ich so häßlich
bin«, dachte das Entlein und schloß
die Augen, lief aber gleichwohl weiter;
so kam es hinaus zu dem großen Moor,
wo die wilden Enten wohnten.
Hier lag es die ganze Nacht; es war so müde
und kummervoll. Gegen Morgen flogen die
wilden Enten auf, und sie betrachteten den
neuen Kameraden.
»Was bist du für einer?«,
fragten sie, und das Entlein wendete sich
nach allen Seiten und grüßte,
so gut es konnte. »Du bist außerordentlich
häßlich!«, sagten die wilden
Enten.»Aber das kann uns gleich sein,
wenn du nur nicht in unsere Familie hineinheiratest.«
Das Arme! Es dachte wahrlich nicht daran,
sich zu verheiraten, wenn es nur die Erlaubnis
erhalten konnte, im Schilf zu liegen und
etwas Moorwasser zu trinken. So lag es zwei
ganze Tage, da kamen zwei wilde Gänse
oder richtiger wilde Gänseriche dorthin;
es war noch nicht lange her, daß sie
aus dem Ei gekrochen waren, und deshalb
waren sie auch so keck.
Entonces
el patito huyó del corral. De un
revuelo saltó por encima de la cerca,
con gran susto de los pajaritos que estaban
en los arbustos, que se echaron a volar
por los aires. �¡Es porque soy tan
feo!� pensó el patito, cerrando los
ojos. Pero así y todo siguió
corriendo hasta que, por fin, llegó
a los grandes pantanos donde viven los patos
salvajes, y allí se pasó toda
la noche abrumado de cansancio y tristeza.
A la mañana siguiente, los patos
salvajes remontaron el vuelo y miraron a
su nuevo compañero. -¿Y tú
qué cosa eres? -le preguntaron, mientras
el patito les hacía reverencias en
todas direcciones, lo mejor que sabía.
-¡Eres más feo que un espantapájaros!
-dijeron los patos salvajes-. Pero eso no
importa, con tal que no quieras casarte
con una de nuestras hermanas. ¡Pobre
patito! Ni soñaba él con el
matrimonio. Sólo quería que
lo dejasen estar tranquilo entre los juncos
y tomar un poquito de agua del pantano.
Unos días más tarde aparecieron
por allí dos gansos salvajes, o mejor
dicho dos gansos machos. No hacía
mucho que habían dejado el nido:
por eso eran tan impertinentes.