Das tat
Däumelinchen leid, sie hielt viel von
allen kleinen Vögeln, sie hatten ja
den ganzen Sommer so schön vor ihr
gesungen und gezwitschert. Aber der Maulwurf
stieß ihn mit seinen kurzen Beinen
und sagte:»Nun pfeift er nicht mehr!
Es muß doch erbärmlich sein,
als kleiner Vogel geboren zu werden! Gott
sei Dank, daß keins von meinen Kindern
das wird; ein solcher Vogel hat ja außer
seinem Quivit nichts und muß im Winter
verhungern!« »Ja, das mögt
Ihr als vernünftiger Mann wohl sagen«,
erwiderte die Feldmaus. »Was hat der
Vogel für all sein Quivit, wenn der
Winter kommt? Er muß hungern und frieren;
doch das soll wohl ganz besonders vornehm
sein!« Däumelinchen sagte gar
nichts; aber als die beiden andern dem Vogel
den Rücken wandten, neigte sie sich
herab, schob die Federn beiseite, die den
Kopf bedeckten, und küßte ihn
auf die geschlossenen Augen. 'Vielleicht
war er es, der so hübsch vor mir im
Sommer sang', dachte sie. 'Wieviel Freude
hat er mir nicht gemacht, der liebe, schöne
Vogel'
A Pulgarcita
le daba pena aquello, pues quería mucho
a los pajarillos, que durante todo el verano
habían estado cantando y trineando
a su alrededor. Pero el topo, con su corta
pata, dio un empujón a la golondrina
y dijo: -Ésta ya no volverá
a chillar. ¡Qué pena, nacer pájaro!
A Dios gracias, ninguno de mis hijos lo será.
¿Qué tienen estos desgraciados,
fuera de su quivit, quivit? ¡Vaya hambre
la que pasan en invierno! -Habla como un hombre
sensato -asintió el ratón-.
¿De qué le sirve al pájaro
su canto cuando llega el invierno? Para morir
de hambre y de frío, ésta es
la verdad; pero hay quien lo considera como
cosa distinguida. Pulgarcita no dijo esta
boca es mía, pero cuando los otros
dos hubieron vuelto la espalda, se inclinó
sobre la golondrina y, apartando las plumas
que le cubrían la cabeza, besó
sus ojos cerrados. «¡Quién
sabe si es aquélla que tan alegremente
cantaba en verano!», pensó. «¡Cuántos
buenos ratos te debo, mi pobre pajarillo!».
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