Dicht vor
dem Walde, wohin sie nun gekommen war, lag
ein großes Kornfeld. Das Korn war
schon lange abgeschnitten, nur die nackten,
trockenen Stoppeln standen aus der gefrorenen
Erde hervor. Sie waren gerade wie ein ganzer
Wald für sie zu durchwandern, und sie
zitterte vor Kälte! Da gelangte sie
vor die Tür der Feldmaus, die ein kleines
Loch unter den Kornstoppeln hatte. Da wohnte
die Feldmaus warm und gut, hatte die ganze
Stube voll Korn, eine herrliche Küche
und Speisekammer. Das arme Däumelinchen
stellte sich in die Tür, gerade wie
jedes andere arme Bettelmädchen, und
bat um ein kleines Stück von einem
Gerstenkorn, denn sie hatte seit zwei Tagen
nicht das mindeste zu essen gehabt. »Du
kleines Wesen!«, sagte die Feldmaus,
denn im Grunde war es eine gute alte Feldmaus,
»komm herein in meine warme Stube
und iß mit mir!« Da ihr nun
Däumelinchen gefiel, sagte sie:»Du
kannst den Winter über bei mir bleiben,
aber du mußt meine Stube sauber und
rein halten und mir Geschichten erzählen,
denn die liebe ich sehr.« Däumelinchen
tat, was die gute alte Feldmaus verlangte,
und hatte es über die lange Winterzeit
hinweg außerordentlich gut.
Junto
al bosque se extendía un gran campo
de trigo; lo habían segado hacía
tiempo, y sólo asomaban de la tierra
helada los rastrojos desnudos y secos. Para
la pequeña era como un nuevo bosque,
por el que se adentró, y ¡cómo
tiritaba! Llegó frente a la puerta
del ratón de campo, que tenía
un agujerito debajo de los rastrojos.
Allí vivía el ratón,
bien calentito y confortable, con una habitación
llena de grano, una magnífica cocina
y una despensa. La pobre Pulgarcita llamó
a la puerta como una pordiosera y pidió
un trocito de grano de cebada, pues llevaba
dos días sin probar bocado.
-¡Pobre pequeña! -exclamó
el ratón, que era ya viejo, y bueno
en el fondo-, entra en mi casa, que está
bien caldeada y comerás conmigo-.
Y como le fuese simpática Pulgarcita,
le dijo: - Puedes pasar el invierno aquí,
si quieres cuidar de la limpieza de mi casa,
y me explicas cuentos, que me gustan mucho.
Pulgarcita hizo lo que el viejo ratón
le pedía y durante el invierno lo
pasó la mar de bien.