Sie war
aber in ihr Ställchen gelaufen, hatte
geschwind ihr Kleid ausgezogen, Gesicht
und Hände schwarz gemacht und den Pelzmantel
umgetan und war wieder Allerleirauh. Als
sie nun in die Küche kam und an ihre
Arbeit gehen und die Asche zusammenkehren
wollte, sprach der Koch: »Laß
das gut sein bis morgen und koche mir da
die Suppe für den König, ich will
auch einmal ein bißchen oben zugucken,
aber laß mir kein Haar hineinfallen,
sonst kriegst du in Zukunft nichts mehr
zu essen!« Da ging der Koch fort,
und Allerleirauh kochte die Suppe für
den König und kochte eine Brotsuppe,
so gut es konnte, und wie sie fertig war,
holte es in dem Ställchen seinen goldenen
Ring und legte ihn in die Schüssel,
in welche die Suppe angerichtet ward. Als
der Tanz zu Ende war, ließ sich der
König die Suppe bringen und aß
sie, und sie schmeckte ihm so gut, daß
er meinte, niemals eine bessere Suppe gegessen
zu haben. Wie er aber auf den Grund kam,
sah er da einen goldenen Ring liegen und
konnte nicht begreifen, wie er dahingeraten
war. Da befahl er, der Koch sollte vor ihn
kommen. Der Koch erschrak, wie er den Befehl
hörte, und sprach zum Allerleirauh:»Gewiß
hast du ein Haar in die Suppe fallen lassen;
wenn's wahr ist, so kriegst du Schläge!«
Als er vor den König kam, fragte dieser,
wer die Suppe gekocht hätte. Antwortete
der Koch:»Ich habe sie gekocht.«
Der König sprach: »Das ist nicht
wahr, denn sie war auf andere Art und viel
besser gekocht als sonst.«
Antwortete er: »Ich muß gestehen,
daß ich sie nicht gekocht habe, sondern
das Rauhtierchen.«
Sprach der König: »Geh und laß
es heraufkommen.«
Ella había
corrido a la cuadra, en la que, después
de quitarse rápidamente el vestido,
se ennegreció cara y manos y se puso
el tosco abrigo, convirtiéndose de
nuevo en la Bestia Peluda. Cuando volvió
a la cocina, a su trabajo, disponiéndose
a recoger la ceniza, le dijo el cocinero
- deja esto para mañana y prepara la
sopa del rey; también quiero yo subir
un momento a echar una mirada. Pero procura
que no te caiga ni un pelo; de lo contrario,
no te daremos nada de comer en adelante.
El cocinero se marchó, y Bestia Peluda
preparó la sopa del rey, haciéndolo
lo mejor que supo, y, cuando ya la tuvo lista,
bajó a la cuadra, a buscar el anillo
de oro, y lo echó en la sopera.
Terminado el baile, mandó el rey que
le sirviesen la cena, y encontró la
sopa tan sabrosa como jamás la hubiera
comido. Y en el fondo del plato encontró
el anillo de oro, no acertando a comprender
cómo había podido ir a parar
allí.
Mandó entonces que se presentase el
cocinero, el cual tuvo un gran susto al recibir
el recado, y dijo a Bestia Peluda
- seguro que se te ha caído un cabello
en la sopa. Si es así, te costará
una paliza.
Al llegar ante el rey, le preguntóléste
quién había preparado la sopa,
a lo que respondió el cocinero
- yo la preparé.
Pero el Rey le dijo
- no es verdad, pues estaba guisada de modo
distinto y era mucho mejor que de costumbre.
Entonces respondió
- he de confesar que no la guisé yo,
sino aquel animalito tosco.
Dijo el rey
- márchate y dile que suba.