Er erbebte
vor innerm Entzücken, wenn er bedachte,
welch wunderbarer Zusammenklang sich in
seinem und Olimpias Gemüt täglich
mehr offenbare; denn es schien ihm, als
habe Olimpia über seine Werke, über
seine Dichtergabe überhaupt recht
tief aus seinem Innern gesprochen, ja als
habe die Stimme aus seinem Innern selbst
herausgetönt.
Se
estremecía de felicidad al pensar
en las afinidades intelectuales que existían
entre ellos y que aumentaban cada día;
le parecía oír la voz de Olimpia
en su interior, que ella hablaba en sus
obras.
Das mußte denn
wohl auch sein; denn mehr Worte als vorhin
erwähnt, sprach Olimpia niemals. Erinnerte
sich aber auch Nathanael in hellen nüchternen
Augenblicken, z. B. morgens gleich
nach dem Erwachen, wirklich an Olimpias
gänzliche Passivität und Wortkargheit,
so sprach er doch:
Debía ser así, pues Olimpia
nunca pronunció otras palabras que
las ya citadas. Pero cuando Nataniel se
acordaba en los momentos de lucidez, de
la pasividad y del mutismo de Olimpia (por
ejemplo, cuando se levantaba por las mañanas
y en ayunas) se decía:
»Was sind Worte
- Worte! - Der Blick ihres himmlischen
Auges sagt mehr als jede Sprache hienieden.
Vermag denn überhaupt ein Kind des
Himmels sich einzuschichten in den engen
Kreis, den ein klägliches irdisches
Bedürfnis gezogen?« -
-¿Qué
son las palabras? ¡Palabras! La mirada
celestial de sus ojos dice más que
todas las lenguas. ¿Puede acaso una
criatura del Cielo encerrarse en el círculo
estrecho de nuestra forma de expresarnos?
Professor
Spalanzani schien hocherfreut über
das Verhältnis seiner Tochter mit
Nathanael; er gab diesem allerlei unzweideutige
Zeichen seines Wohlwollens und als es Nathanael endlich wagte von ferne auf eine Verbindung
mit Olimpia anzuspielen, lächelte
dieser mit dem ganzen Gesicht und meinte:
er werde seiner Tochter völlig freie
Wahl lassen. -
El profesor Spalanzani parecía mirar
con mucho agrado las relaciones de su hija
con Nataniel, prodigándole a éste
todo tipo de atenciones, de modo que cuando
se atrevió a insinuar un matrimonio
con Olimpia, el profesor, con gran sonrisa,
dijo que dejaría a su hija elegir
libremente.
Ermutigt durch diese Worte,
brennendes Verlangen im Herzen, beschloß Nathanael,
gleich am folgenden Tage Olimpia anzusehen,
daß sie das unumwunden in deutlichen
Worten ausspreche, was längst ihr
holder Liebesblick ihm gesagt, daß sie
sein eigen immerdar sein wolle. Er suchte
nach dem Ringe, den ihm beim Abschiede
die Mutter geschenkt, um ihn Olimpia als
Symbol seiner Hingebung, seines mit ihr
aufkeimenden, blühenden Lebens darzureichen.
Animado por estas
palabras y con el corazón ardiente
de deseos, Nataniel decidió pedirle
a Olimpia al día siguiente que le dijera
con palabras lo que sus miradas le daban a
entender desde hacía tiempo: que sería
suya para siempre. Buscó el anillo
que su madre le diera al despedirse, para
ofrecérselo a Olimpia como símbolo
de unión eterna.
Claras, Lothars Briefe fielen ihm dabei
in die Hände; gleichgültig warf
er sie beiseite, fand den Ring, steckte
ihn ein und rannte herüber zu Olimpia.
Schon auf der Treppe, auf dem Flur, vernahm
er ein wunderliches Getöse; es schien
aus Spalanzanis Studierzimmer herauszuschallen.
Las cartas de Clara y de Lotario cayeron en
sus manos; las apartó con indiferencia.
Encontró el anillo y, poniéndoselo
en el dedo, corrió de nuevo junto a
Olimpia. Al subir las escaleras, y cuando
se encontraba ya en el vestíbulo, oyó
un gran estrépito que parecía
venir del estudio de Spalanzani.