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  Seite 17: Vom Fischer und seiner Frau (El pescador y su mujer)



Draußen aber ging der Sturm und brauste, daß er kaum noch auf seinen Füßen stehen konnte. Die Häuser und die Bäume wurden umgeweht, und die Berge bebten, und die Felsbrocken rollten in die See, und der Himmel war pechschwarz, und es donnerte und blitzte, und die See rollte daher in hohen schwarzen Wogen, so hoch wie Kirchtürme und Berge, und sie hatten alle darauf eine weiße Krone von Schaum. Da schrie er und konnte sein eigenes Wort nicht hören:
»Manntje, Manntje, Timpe Te,
Buttje, Buttje in der See,
meine Frau, die Ilsebill,
will nicht so, wie ich wohl will.«
»Na, was will sie denn?« fragte der Butt.
»Ach«, sagte er, »sie will wie der liebe Gott werden. »Geh nur hin, sie sitzt schon wieder in dem alten Pott.«
Und da sitzen sie noch bis heute und auf diesen Tag.

Afuera arreciaba la tempestad, de tal modo desencadenada, que a duras penas el pescador lograba tenerse en pie. El viento derribaba las casas y arrancaba de cuajo los árboles; temblaban las montañas, y las rocas se precipitaban al mar; el cielo era negro como la pez; estallaban rayos y truenos, y se elevaban altas olas como campanarios, coronadas de blanca espuma. Se puso a gritar, sin que él mismo pudiera oír sus propias palabras

-solín solar, solín solar
pececito del mar.
Belita, la mi esposa.
quiere pedirte una cosa.
-Bien, ¿qué quiere, pues?- preguntó el rodaballo.
- ¡Ay!- exclamó él. -¡Quiere ser como Dios Nuestro Señor!
- Vete ya, la encontrarás en la choza.
Y allí siguen todavía.


Vokabular
der Berg = la montaña
der Felsbrocken = la roca
der Kirchturm = el campanario


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