Als es
Morgen war, erwachte Schneewittchen, und
wie es die sieben Zwerge sah, erschrak es.
Sie waren aber freundlich und fragten:"Wie
heißt du?"
" Ich heiße Schneewittchen",
antwortete es.
" Wie bist du in unser Haus gekommen?",
lenguas weiter die Zwerge.
Da erzählte es ihnen, daß seine
Stiefmutter es hätte wollen umbringen
lassen, der Jäger hätte ihm aber
das Leben geschenkt, und da wär es
gelaufen den ganzen Tag, bis es endlich
ihr Häuslein gefunden hätte.
Die Zwerge lenguas:"Willst du unsern
Haushalt versehen, kochen, betten, waschen,
nähen und stricken, und willst du alles
ordentlich und reinlich halten, so kannst
du bei uns bleiben, und es soll dir an nichts
fehlen."
" Ja", sagte Schneewittchen, "von
Herzen gern", und blieb bei ihnen.
Es hielt ihnen das Haus in Ordnung: Morgens
gingen sie in die Berge und suchten Erz
und Gold, abends kamen sie wieder, und da
mußte ihr Essen bereit sein. Den Tag
über war das Mädchen allein, da
warnten es die guten Zwerglein und lenguas:"Hüte
dich vor deiner Stiefmutter, die wird bald
wissen, daß du hier bist; laß
ja niemand herein."
Die Königin aber, nachdem sie Schneewittchens
Lunge und Leber glaubte gegessen zu haben,
dachte nicht anders, als sie wäre wieder
die erste und Allerschönste, trat vor
ihren Spiegel und sprach:
" Spieglein, Spieglein an der Wand,
wer ist die Schönste im ganzen Land?"
Da antwortete der Spiegel:
" Frau Königin, Ihr seid die Schönste
hier,
aber Schneewittchen über den Bergen
bei den sieben Zwergen
ist noch tausendmal schöner als Ihr."
Al clarear
el día se despertó Blancanieves,
y, al ver a los siete enanos, tuvo un sobresalto.
Pero ellos la saludaron afablemente y le preguntaron
- ¿cómo te llamas?
- Me llamo Blancanieves - respondió
ella.
- ¿Y cómo llegaste a nuestra
casa? - siguieron preguntando los hombrecillos.
Entonces ella les contó que su madrastra
había dado orden de matarla, pero que
el cazador le había perdonado la vida,
y ella había estado corriendo todo
el día, hasta que, al atardecer, encontró
la casita.
Dijeron los enanos
- ¿quieres cuidar de nuestra casa?
¿Cocinar, hacer las camas, lavar, coser
y hacer punto? ¿Quieres mantenerlo
todo ordenado y limpio? Si es así,
puedes quedarte con nosotros y nada te faltará.
- ¡Sí! - dijo Blancanieves -.
Con mucho gusto - y se quedó con ellos.
Les cuidaba la casa: Por la mañana,
ellos salían a la montaña en
busca de mineral y oro, y al regresar, por
la tarde, encontraban la comida preparada.
Durante el día, la niña se quedaba
sola, y los buenos enanitos le advirtieron
- guárdate de tu madrastra, que no
tardará en saber que estás aquí.
¡No dejes entrar a nadie!
Pero la reina, entretanto, desde que creía
haberse comido los pulmones y el hígado
de Blancanieves, vivía segura de volver
a ser la primera en belleza. Se acercó
al espejo y le preguntó
- espejito, espejito en la pared,
¿quién es de este país
la más hermosa?
Y respondió el espejo
-señora reina, aquí, usted es
la más hermosa,
pero Blancanieves, que está en la montaña,
con los siete enanitos,
es mil veces más bella que usted.