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  Seite 05: Rotkäppchen (Caperucita roja)



Es wird auch erzählt, daß einmal, als Rotkäppchen der alten Großmutter wieder Gebackenes brachte, ein anderer Wolf ihm zugesprochen und es vom Wege habe ableiten wollen. Rotkäppchen aber hütete sich und ging gerade fort seines Wegs und sagte der Großmutter, daß es dem Wolf begegnet wäre, der ihm guten Tag gewünscht, aber so bös aus den Augen geguckt hätte."Wenn's nicht auf offner Straße gewesen wäre, er hätte mich gefressen." "Komm", sagte die Großmutter, "wir wollen die Türe verschließen, daß er nicht herein kann."
Bald darnach klopfte der Wolf an und rief: "Mach auf, Großmutter, ich bin das Rotkäppchen, ich bring dir Gebackenes."

Sie schwiegen aber still und machten die Türe nicht auf. Da schlich der Graukopf etlichemal um das Haus, sprang endlich aufs Dach und wollte warten, bis Rotkäppchen abends nach Haus ginge, dann wollte er ihm nachschleichen und wollt's in der Dunkelheit fressen. Aber die Großmutter merkte, was er im Sinn hatte. Nun stand vor dem Haus ein großer Steintrog, da sprach sie zu dem Kind: "Nimm den Eimer, Rotkäppchen, gestern hab ich Würste gekocht, da trag das Wasser, worin sie gekocht sind, in den Trog." Rotkäppchen trug so lange, bis der große, große Trog ganz voll war. Da stieg der Geruch von den Würsten dem Wolf in die Nase, er schnupperte und guckte hinab, endlich machte er den Hals so lang, daß er sich nicht mehr halten konnte und anfing zu rutschen. So ruschte er vom Dach herab, gerade in den großen Trog hinein, und ertrank. Rotkäppchen aber ging fröhlich nach Haus, und tat ihm niemand etwas zuleid.

Y cuentan también que otro día que Caperucita llevó un pastel a su anciana abuela, otro lobo intentó de nuevo desviarla de su camino. Mas la niña se guardó muy bien de hacerlo y siguió derechita, y luego contó a la abuela que se había encontrado con el lobo, el cual le había dado los buenos días, pero mirándola con unos ojos muy aviesos.
- A buen seguro que si no llegamos a estar en pleno camino, me habrá devorado.
- Ven - dijo la abuelita , -cerraremos la puerta bien, para que no pueda entrar.

No tardó mucho tiempo en presentarse el lobo, gritando
- ábreme, abuelita; soy Caperucita Roja, que te traigo pasteles.
Pero las dos se estuvieron calladas, sin abrir.
El lobo dio varias vueltas a la casa y, al fin, se subió de un brinco al tejado, dispuesto a aguardar a que la niña saliese al anochecer, para volver a casa; entonces la seguiría disimuladamente y la devoraría en la oscuridad. Pero la abuela le adivinó las intenciones.
He aquí que delante de la casa había una gran artesa de piedra y la anciana dijo a la pequeña
- coge el cubo, Caperucita; ayer cocí salchichas, ve a verter el agua en que las cocí.
Caperucita lo hizo así, y repitió el viaje hasta que la artesa estuvo llena. El olor de las salchichas subió hasta el olfato del lobo, que se puso a husmear y a mirar abajo hasta que al fin, alargó tanto el cuello, que perdió el equilibrio, resbaló del tejado, cayó de lleno en la gran artesa, y se ahogó.
Pero Caperucita se volvió tranquilamente a casita sin que nadie le tocase ni un pelo.

Vokabular
sich hüten = guardarse
ableiten = desviar
etlichemal um das Haus schleichen = dar varias vueltas a la casa
der Steintrog = la artesa de piedra
schnuppern = husmear
einen langen Hals machen = alargar el cuello
sich nicht mehr halten können, das Gleichgewicht verlieren = perder el equilibrio
rutschen = resbalar
ertrinken = ahogar


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