Seite 02: Kalif Storch (El Califa Cigüeña)



Der Kalif, der seinem Großwesir schon lange gerne eine Freude gemacht hätte, schickte seinen schwarzen Sklaven hinunter, um den Krämer heraufzuholen. Bald kam der Sklave mit dem Krämer zurück. Dieser war ein kleiner, dicker Mann, schwarzbraun im Gesicht und in zerlumptem Anzug. Er trug einen Kasten, in welchem er allerhand Waren hatte, Perlen und Ringe, reichbeschlagene Pistolen, Becher und Kämme.
Der Kalif und sein Wesir musterten alles durch, und der Kalif kaufte endlich für sich und Mansor schöne Pistolen, für die Frau des Wesirs aber einen Kamm. Als der Krämer seinen Kasten schon wieder zumachen wollte, sah der Kalif eine kleine Schublade und fragte, ob darin auch noch Waren seien. Der Krämer zog die Schublade heraus und zeigte darin eine Dose mit schwärzlichem Pulver und ein Papier mit sonderbarer Schrift, die weder der Kalif noch Mansor lesen konnte. »Ich bekam einmal diese zwei Stücke von einem Kaufmann, der sie in Mekka auf der Straße fand«, sagte der Krämer, »Ich weiß nicht, was sie enthalten; euch stehen sie um geringen Preis zu Dienst, ich kann doch nichts damit anfangen.«
Der Kalif, der in seiner Bibliothek gerne alte Manuskripte hatte, wenn er sie auch nicht lesen konnte, kaufte Schrift und Dose und entließ den Krämer. Der Kalif aber dachte, er möchte gerne wissen, was die Schrift enthalte und fragte den Wesir, ob er keinen kenne, der es entziffern könnte.

El califa, que hacía ya mucho quería dar una alegría a su gran visir envió abajo a su esclavo negro para traer al vendedor.
El esclavo regresó pronto con el mercader. Éste era un hombre pequeño y gordo, de rostro moreno y con un traje harapiento.
Llevaba una caja con toda clase de cosas, perlas y anillos, pistolas ricamente guarnecidas, copas y peines.

El califa y su visir examinaron todo lo que llevaba y finalmente el califa compró para él y para Mansor unas hermosas pistolas, y para la esposa del visir un peine. Cuando el buhonero iba ya a cerrar la caja, el califa observó un cajón pequeño y preguntó si también allí guardaba mercancías. El buhonero lo abrió y les mostró una cajita con polvo negruzco y un papel con una escritura extraña, que ni el califa ni Mansor sabían leer.

-Recibí una vez estas dos cosas de un mercader que las había encontrado en La Meca, en la calle-, dijo el buhonero -y no sé lo que contienen. Serán vuestros por poco dinero, a mí no me sirven para nada.-


El califa, a quien gustaba conservar antiguos manuscritos en su biblioteca, aunque no pudiese leerlos, compró el escrito y la caja y despidió el buhonero. Pero el califa pensó que le gustaría saber el contenido del escrito y preguntó al visir si no conocía a nadie que pudiese descifrarlo.

Vokabular
eine Freude machen = dar una alegría
in zerlumptem Anzug = con un traje harapiento
allerhand = toda clase de
der Becher = la copa
der Kamm = el peine
die Schublade = el cajón
die Dose = la cajita
das Pulver = el polvo
die Bibliothek = la biblioteca





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