Da tat
es seine Mütze ab und gab sie ihm.
Und als es noch eine Weile gegangen war,
kam wieder ein Kind und hatte kein Leibchen
an und fror: da gab es ihm seins; und noch
weiter, da bat eins um ein Röcklein,
das gab es auch von sich hin. Endlich gelangte
es in einen Wald, und es war schon dunkel
geworden, da kam noch eins und bat um ein
Hemdlein, und das fromme Mädchen dachte:
»Es ist dunkle Nacht, da sieht dich
niemand, du kannst wohl dein Hemd weggeben«,
und zog das Hemd ab und gab es auch noch
hin. Und wie es so stand und gar nichts
mehr hatte, fielen auf einmal die Sterne
vom Himmel, und waren lauter blanke Taler;
und ob es gleich sein Hemdlein weggegeben,
so hatte es ein neues an, und das war vom
allerfeinsten Linnen. Da sammelte es sich
die Taler hinein und war reich für
sein Lebtag.
Se quitó
su gorro y se le dio. Un poco más allá
vio otro que estaba medio helado porque no
tenía corpiño y le dio el suyo;
otro por último la pidió su
saya y se la dio también. Siendo ya
de noche llegó a un bosque, donde halló
otro niño que la pidió la camisa.
La caritativa niña pensó para
sí: -La noche es muy oscura, nadie
me verá, bien puedo darle mi camisa.
Y se la dio también. Ya no la quedaba
nada que dar. Pero en el mismo instante comenzaron
a caer las estrellas del cielo y al llegar
a la tierra se volvían hermosas monedas
de oro y plata, y aunque se había quitado
la camisa se encontró con otra enteramente
nueva y de tela mucho más fina. Reunió
todo el dinero y quedó rica para toda
su vida.