Ein Mann hatte
sieben Söhne und immer noch kein Töchterchen,
so sehr er sichs auch wünschte. Endlich
gab ihm seine Frau wieder gute Hoffnung zu
einem Kinde, und wies zur Welt kam, war es
auch ein Mädchen. Die Freude war groß,
aber das Kind war schmächtig und klein,
und sollte wegen seiner Schwachheit die Nottaufe
haben. Der Vater schickte einen der Knaben
eilends zur Quelle, Taufwasser zu holen: die
andern sechs liefen mit, und weil jeder der
erste beim Schöpfen sein wollte, so fiel
ihnen der Krug in den Brunnen. Da standen
sie und wußten nicht, was sie tun sollten,
und keiner getraute sich heim. Als sie immer
nicht zurückkamen, ward der Vater ungeduldig
und sprach:»Gewiß haben sie's
wieder über ein Spiel vergessen, die
gottlosen Jungen.«
Un hombre
tenía siete hijos y ninguna hija, a
pesar de lo mucho que la deseaba.
Al fin, su mujer volvió a darle buenas
esperanzas, y, efectivamente, al llegar la
hora, dio a luz una niña.
La alegría de los padres fue grande;
pero la criatura era enclenque y pequeña,
y por su debilidad debería recibir
el agua de socorro. El padre envió
a uno de los hijos a la fuente, a buscar agua
para el bautismo; los otros seis quisieron
acompañarlo y, rivalizando todos en
ser el primero en llenar de agua el jarro,
éste cayó al fondo del manantial.
Estaban allí, sin saber qué
hacer y no se atrevían a volver a casa.
Ante su tardanza, el padre se impacientó
y dijo
- de seguro que esos impíos estarán
jugando sin acordarse del agua.