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  Seite 13: Die roten Schuhe (Los zapatos rojos)



Die Gemeinde saß in den geschmückten Stühlen und sang aus dem Gesangbuch. – Die Kirche war selbst zu dem armen Mädchen in die kleine, enge Kammer gekommen, oder war sie etwa in die Kirche gekommen? Sie saß im Stuhl bei den anderen aus dem Pfarrhause, und als der Psalm zu Ende gesungen war, blickten sie auf und nickten ihr zu und sagten: »Das war recht, daß du kamst, Karen.«
»Es war Gnade« sagte sie.
Und die Orgel klang, und die Kinderstimmen im Chor ertönten sanft und lieblich! Der klare Sonnenschein strömte warm durch die Fenster in den Kirchenstuhl, wo Karen saß; ihr Herz war so voll Sonnenschein, Frieden und Freude, daß es brach.
Ihre Seele flog mit dem Sonnenschein auf zu Gott, und dort war niemand, der nach den roten Schuhen fragte.

Toda la parroquia estaba en sus bancos, cantando en voz alta. La iglesia había ido a la habitación pequeña de la pobre niña, o ¿había ido ella a la iglesia?

Ella se encontró en uno de los asientos, al lado de otras personas de la parroquia y al acabar el himno, todos volvieron la vista hacia ella y dijeron
-¡lo has hecho bien, que has venido Karen!
-Todo ha sido por la misericordia de Dios -respondió ella. Y el órgano resonó, y las voces de los niños le sonaron dulcemente en el coro. La cálida luz del sol penetró por las ventanas y fue a iluminar plenamente el sitio donde estaba sentada Karen. Su corazón se colmó tanto de sol, de paz y de alegría, que acabó por romperse. Su alma voló en la luz hacia el cielo, y ninguno de los presentes hizo siquiera una pregunta acerca de los zapatos rojos.

Vokabular
ertönen = resonar


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