Die Nachtigall
sang so herrlich, daß dem Kaiser die
Tränen in die Augen traten, die Tränen
liefen ihm über die Wangen hernieder,
und da sang die Nachtigall noch schöner;
das ging recht zu Herzen. Der Kaiser war
sehr erfreut und sagte, daß die Nachtigall
einen goldenen Pantoffel um den Hals tragen
solle. Aber die Nachtigall dankte, sie habe
schon Belohnung genug erhalten.
»Ich habe Tränen in des Kaisers
Augen gesehen, das ist mir der reichste
Schatz! Gott weiß es, ich bin genug
belohnt!« Und darauf sang sie wieder
mit ihrer süßen, herrlichen Stimme.
»Das ist die liebenswürdigste
Stimme, die wir kennen!«, sagten die
Damen ringsherum, und dann nahmen sie Wasser
in den Mund, um zu klucken, wenn jemand
mit ihnen spräche; sie glaubten, dann
auch Nachtigallen zu sein.
Ja, die Diener und Kammermädchen ließen
melden, daß auch sie zufrieden seien,
und das will viel sagen, denn sie sind am
schwierigsten zu befriedigen. Ja, die Nachtigall
machte wahrlich Glück.
El ruiseñor
cantó tan deliciosamente que las
lágrimas acudieron a los ojos del
soberano; y cuando el pájaro las
vio rodar por sus mejillas, volvió
a cantar mejor aún, hasta llegarle
al alma. El emperador quedó tan complacido
que dijo que regalaría su chinela
de oro al ruiseñor para que se la
colgase al cuello. Mas el pájaro
le dio las gracias, diciéndole que
ya se consideraba suficientemente recompensado.
-He visto lágrimas en los ojos del
emperador; éste es para mí
el mayor tesoro. Dios sabe que he quedado
bien recompensado -y reanudó su canto
con su dulce y melodiosa voz.
-¡Es la voz más amable que
conocemos! -exclamaron las damas presentes;
y todas se fueron a llenarse la boca de
agua para gargarizar cuando alguien hablase
con ellas; pues creían que también
ellas podían ser ruiseñores.
Sí, hasta los criados y las camareras
expresaron su aprobación, y esto
es decir mucho, pues son siempre más
difíciles de contentar. Realmente
el ruiseñor causó sensación.