Am anderen
Morgen nahm der Dummling die Gans in den
Arm ging fort und kümmerte sich nicht
um die drei Mädchen, die daran hingen.
Sie mußten immer hinter im dreinlaufen,
links und rechts, wie's ihm in die Beine
kam. Mitten auf dem Felde begegnete ihnen
der Pfarrer, und als er den Aufzug sah,
sprach er: »Schämt euch, ihr
garstigen Mädchen, was lauft ihr dem
jungen Bursch durchs Feld nach, schickt
sich das?« Damit faßte er die
jüngste an der Hand und wollte sie
zurückziehen, wie er sie aber anrührte,
blieb er gleichfalls hängen und mußte
selber hinterdreinlaufen. Nicht lange, so
kam der Küster daher und sah den Herrn
Pfarrer, der drei Mädchen auf dem Fuß
folgte. Da verwunderte er sich und rief:
»Ei, Herr Pfarrer, wohinaus so geschwind?
Vergeßt nicht, daß wir heute
noch eine Kindtaufe haben.« Lief auf
ihn zu und faßte ihn am Ärmel,
blieb aber auch fest hängen.
Por la mañana
cogió Tontorrón a la oca en
sus brazos y se marchó, no preocupándose
por las tres hermanas que iban pegadas detrás.
Las muchachas tenían que seguirle siempre
a todo correr, procurando no tropezar entre
ellas. En medio del campo se les acercó
el cura que, al ver la procesión, exclamó:
-¿No os avergonzáis, chicas
descaradas? ¿Por qué corréis
tras este joven por el campo? ¿Os parece
bien lo que estáis haciendo? Entonces
tomó a la menor de la mano para apartarla,
pero se quedó igualmente pegado y tuvo
él también que ir corriendo
detrás.
Al poco rato apareció el sacristán
que, al ver al señor cura siguiendo
los pasos a tres muchachas, exclamó
perplejo:
-¡Eh, señor cura! ¿A dónde
va tan aprisa? ¡No olvide que hoy tenemos
bautizo!
Y, dicho esto, se le acercó corriendo
y lo cogió por la manga, quedándose
también pegado.