Es war ein
Mann, der hatte drei Söhne, davon hieß
der jüngste der Dummling und wurde verachtet
und verspottet und bei jeder Gelegenheit zurückgesetzt.
Es geschah, daß der älteste in
den Wald gehen wollte, Holz hauen, und eh'
er ging, gab ihm noch seine Mutter einen schönen
feinen Eierkuchen und eine Flasche Wein mit,
damit er nicht Hunger und Durst litte. Als
er in den Wald kam, begegnete ihm ein altes,
graues Männlein, das bot ihm einen guten
Tag und sprach: »Gib mir doch ein Stück
Kuchen aus deiner Tasche und laß mich
einen Schluck von deinem Wein trinken!
Había
una vez un hombre que tenía tres hijos.
Al más pequeño lo llamaban Tontorrón
y era menospreciado por todos; se reían
de él y le daban de lado a cada momento.
Un día el hijo mayor debía ir
al bosque a cortar leña; su madre le
preparó una exquisita tortilla, añadiéndole
una botella de buen vino de la tierra, para
que no pasase ni hambre ni sed.
Al llegar al bosque se tropezó con
un viejo hombrecillo de pelo canoso, que le
dio los buenos días y le dijo:
-Dame un trozo de la tortilla que llevas en
el canasto y déjame beber un poco de
vino.