Seite 05: Die Geschichte vom falschen Prinzen (Historia del falso príncipe )



Der Schneidergeselle Labakan war sehr erstaunt über diese Mitteilung, er betrachtete von jetzt an den Prinzen Omar mit neidischen Augen, erzürnt darüber, daß das Schicksal jenem, obgleich er schon für den Neffen eines mächtigen Bassas galt, noch die Würde eines Fürstensohnes verliehen, ihm aber, den es mit allem, was einem Prinzen nottut, ausgerüstet, gleichsam zum Hohn eine dunkle Geburt und einen gewöhnlichen Lebensweg verliehen habe. Er stellte Vergleiche zwischen sich und dem Prinzen an. Er mußte sich gestehen, es sei jener ein Mann von sehr lebhafter Gesichtsbildung; schöne, lebhafte Augen, eine kühngebogene Nase, ein sanftes, zuvorkommendes Benehmen, kurz, alle Vorzüge des Äußeren, die jemanden empfehlen können, waren jenem eigen. Aber so viele Vorzüge er auch an seinem Begleiter fand, so gestand er sich doch, daß ein Labakan dem fürstlichen Vater wohl noch willkommener sein dürfte als der wirkliche Prinz.
Diese Betrachtungen verfolgten Labakan den ganzen Tag, mit ihnen schlief er im nächsten Nachtlager ein, aber als er morgens aufwachte und sein Blick auf den neben ihm schlafenden Omar fiel, der so ruhig schlafen und von seinem Glück träumen konnte, da erwachte in ihm der Gedanke, sich durch List oder Gewalt zu erstreben, was ihm das ungünstige Schicksal versagt hatte.
Der Dolch, das Erkennungszeichen des heimkehrenden Prinzen, stak in dem Gürtel des Schlafenden, leise zog er ihn hervor, um ihn in die Brust des Eigentümers zu stoßen. Doch vor dem Gedanken des Mordes entsetzte sich die friedfertige Seele des Gesellen; er begnügte sich, den Dolch zu sich zu stecken, das schnellere Pferd des Prinzen für sich aufzäumen zu lassen, und ehe Omar aufwachte und sich aller seiner Hoffnungen beraubt sah, hatte sein treuloser Gefährte schon einen Vorsprung von mehreren Meilen.

El oficial de sastre quedó muy asombrado por este mensaje. Desde entonces miró con ojos envidiosos al príncipe Omar, irritado porque a éste el destino, aunque ya le había dado por tío un poderoso pachá, le concedía la dignidad de príncipe, y en cambio a él, si bien le había dotado de todo cuanto se necesita para ser un príncipe, al mismo tiempo, para su escarnio, le había dado una cuna oscura y una vida corriente.

Hacía comparaciones entre él y el príncipe; tenía que confesar que era un hombre con rasgos muy sobresalientes, hermosos ojos vivos, una nariz ligeramente curva, una actitud cortesa, en resumen, con tanto atractivo en su aspecto que cualquiera desearía poseerlo.
Pero por muchas excelencias que encontrara en su acompañante, en estas reflexiones reconocía que un Labakán sería aún mejor acogido por el principesco padre que el auténtico príncipe.

Estas consideraciones persiguieron a Labakán todo el santo día, con ellas se durmió la noche siguiente, pero, al despertarse por la mañana, su mirada se fijó en Omar que dormía tan tranquilo y soñando con su fidelidad junto a él, entonces surgió en él la idea de lograr mediante la astucia o la fuerza lo que el destino le había negado.

El puñal, la señal para el reconocimiento del príncipe al volver a su casa, se veía en el cinturón del durmiente. Se lo arrebató en silencio con la intención de clavarlo en el pecho de su propietario, pero ante la idea del asesinato, retrocedió el alma pacífica del oficial; se contentó con llevárselo el puñal, montar en el caballo más rápido del príncipe, y, antes de que Omar despertara y viera privado de sus esperanzas, el compañero traidor se le había ya adelantado varias millas.

Vokabular
die Mitteilung = el mensaje
erzürnt = irritado
der Hohn = el escarnio
der Begleiter = el acompañante
verfolgen = perseguir
die List = la astucia
der Gürtel = el cinturón
der Eigentümer = el propietario
der Mord = el asesinato
sich begnügen = contentarse
seiner Hoffnungen beraubt = privado de sus esperanzas
treulos = traidor





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