Seite 44: Des Moorkönigs Tochter (La hija del rey del pantano)



Er beugte seine Knie und betete fromm und innig, da war es, als würde die stille Waldnatur zu einer heiligen Kirche geweiht. Die Vögel begannen zu singen, als gehörten sie mit zu der neuen Gemeinde, die wilden Krauseminzen dufteten, als wollten sie Ambra und Räucherwerk ersetzen, und laut verkündete er die Worte der Schrift:»Das Licht von oben hat uns heimgesuchet, um zu leuchten denen, die in der Finsternis wandeln, und ihre Füße zu leiten auf dem Wege des Friedens.« Und er sprach von der Sehnsucht der Geschöpfe, und während er sprach, stand das Pferd, das sie in wildem Lauf getragen hatte, still und scharrte zwischen den langen Brombeerranken so, daß die reifen, saftigen Beeren in Klein-Helgas Schoß fielen, sich selbst zur Erquickung anbietend.

Se hincó de rodillas y rezó con piedad y fervor. Y fue como si la silenciosa naturaleza se trocase en una iglesia santa. Los pájaros se pusieron a cantar, como si perteneciesen a la nueva parroquía, la menta silvestre exhalaba un intenso aroma, como para reemplazar el de ámbar y el incienso. Él anunciaba en voz alta la palabra de las Escrituras: «La luz de lo alto nos ha visitado para iluminar a aquellos que se hallan sumidos en las sombras de la muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz». Y habló del anhelo de las criaturas, y mientras hablaba, el caballo, que en veloz carrera lo había llevado hasta allí, permanecía inmóvil, restregando en los largos zarcillos de la zarza, de modo que las jugosas zarzamoras caían en la mano de Helga, ofreciéndole algo con que calmar el hambre.

Vokabular
das Knie beugen, niederknien = hincarse de rodillas
weihen = consagrar
die Sehnsucht = el anhelo
scharren = restregar
die Ranke = el zarcillo





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