Als sie
gegen Morgen erwachte, erschrak sie zutiefst,
denn das kleine Kind war spurlos verschwunden.
Sie sprang auf, zündete einen Kiefernspan
an und sah sich um, da lag am Fußende
ihres Bettes nicht mehr das kleine Kind,
sondern eine große, häßliche
Kröte. Ihr wurde ganz übel zumute
bei dem Anblick, und sie nahm einen großen
Stock, um das Tier totzuschlagen. Doch es
blickte sie mit so wunderlich betrübten
Augen an, daß sie nicht zuschlagen
konnte. Noch einmal sah sie sich nach allen
Seiten um, der Frosch gab ein leises, so
klägliches Quaken von sich, daß
sie zusammenfuhr und ans Fenster sprang.
Sie riß es auf und im gleichen Augenblick
ging die Sonne auf; sie warf ihre Strahlen
gerade auf das Bett und die große
Kröte, und mit einem Male war es, als
ob sich des Untiers breites Maul zusammenzöge
und klein und rot würde, die Glieder
streckten sich und wandelten sich zu der
niedlichsten Gestalt, und da lag wieder
ihr eigenes kleines hübsches Kind im
Bette und kein häßlicher Frosch.
»Was ist das nur« sagte sie.
»Habe ich einen bösen Traum geträumt!
Das ist ja mein herziges kleines Elfenkind,
das vor mir liegt.« Und sie küßte
es und drückte es an ihr Herz, aber
es kratzte und biß um sich wie eine
kleine Wildkatze.
Al despertarse,
hacia la madrugada, experimentó un
terrible sobresalto: la niña había
desaparecido. Saltó de la cama, encendió
una tea y buscó por todas partes. Y
he aquí que al pie del lecho encontró,
en vez de la niña, un feo y gordo sapo.
Su visión le produjo tanto enojo, que,
cogiendo un palo, se dispuso a aplastar el
animal.
Pero la miró con ojos tan tristes,
que la mujer no se sintió con fuerzas
para darle muerte. Siguió mirando por
la habitación, mientras la rana croaba
angustiosamente, como tratando de estimular
su compasión. Sobresaltada, la mujer
se fue a la ventana. En el mismo momento de
abrirlo salió el sol y lanzó
sus rayos sobre la cama y el gordo sapo.
De repente pareció como si la bocaza
del animal se contrajese, volviéndose
pequeña y roja, los miembros se estirasen
y tomasen formas delicadas.
Y la mujer vio de nuevo en el lecho a su linda
pequeñuela, en vez de la fea rana.
-¿Qué es esto? -dijo-. ¿Acaso
he tenido una pesadilla? Sea lo que sea, el
hecho es que he recuperado a mi querida y
preciosa niña de sílfide-. Y
la besó y estrechó contra su
corazón, pero ella le arañaba
y mordía como si fuese un gato montés.
.