Seite 59: Der Zwerg Nase (El enano Narizotas)



"Ich habe nie so darüber nachgedacht", erwiderte ein anderer der jungen Leute, "worin der Reiz solcher Geschichten eigentlich liegt. Aber mir geht es wie euch. Schon als Kind konnte man mich, wenn ich ungeduldig war, durch eine Geschichte zum Schweigen bringen. Es war mir anfangs gleichgültig, von was es handelte, wenn es nur erzählt war, wenn nur etwas geschah; wie oft habe ich, ohne zu ermüden, jene Fabeln angehört, die weise Männer erfunden und in welche sie einen Kern ihrer Weisheit gelegt haben, vom Fuchs und vom törichten Raben, vom Fuchs und vom Wolf, viele Dutzend Geschichten vom Löwen und den übrigen Tieren. Als ich älter wurde und mehr unter die Menschen kam, genügten mir jene kurzen Geschichten nicht mehr; sie mußten schon länger sein, mußten von Menschen und ihren wunderbaren Schicksalen handeln."
"Ja, ich entsinne mich noch wohl dieser Zeit", unterbrach ihn einer seiner Freunde. "Du warst es, der uns diesen Drang nach Erzählungen beibrachte. Einer Eurer Sklaven wußte so viel zu erzählen, als ein Kameltreiber von Mekka nach Medina spricht; wenn er fertig war mit seiner Arbeit, mußte er sich zu uns setzen, und da baten wir so lange, bis er zu erzählen anfing, und das ging fort und fort, bis die Nacht heraufkam."

-Nunca lo he pensado así- respondió otro de los jóvenes, -en que consiste propiamente el encanto de tales historias, pero me ocurre lo mismo. Ya de niño se me podía hacer callar con un cuento cuando estaba impaciente. Al principio me era indiferente de que se tratara, con tal que contaran algo, que algo sucediera. ¡Cuántas veces he oído sin cansancio aquellas fábulas que inventaron hombres sabios y en las que encerraron la esencia de su sabiduría, la fábula del zorro y del cuervo necio, del zorro y el lobo, docenas y decenas de fábulas del león y de los demás animales.


Cuando crecí y traté más a los hombres, ya no ma bastaban aquellas historias breves; tenían que ser más largas y habían de versar sobre los seres humanos y sus extraños destinos.-

-Sí, todavía me acuerdo bien de esa época- le interrumpió uno de sus amigos. -Fuiste tú quien nos aficionó a todo tipo de relatos.
Uno de vuestros esclavos era capaz de contar tantos cuentos como un camellero de La Meca a Medina. Cuando terminaba su trabajo, debía sentarse con nosotros y le rogábamos una y otra vez hasta que empezaba a contar y seguía contando y contando hasta la noche.

Vokabular
ungeduldig = impaciente
gleichgültig = indiferente
das Dutzend = la docena
sich entsinnen = acordarse
der Drang = el impulso





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