Seite 004: Der Wolf Und die sieben jungen Geißlein (El lobo y las siete cabritillas )



Nun ging der Bösewicht zum dritten Mal zu der Haustür, klopfte an und sprach: »Macht auf, Kinder, euer liebes Mütterchen ist heimgekommen und hat jedem von euch etwas aus dem Wald mitgebracht!« Die Geißlein riefen: »Zeig uns zuerst deine Pfote, damit wir wissen, daß du unser liebes Mütterchen bist.« Da legte der Wolf die Pfote auf das Fensterbrett.
Als die Geißlein sahen, daß sie weiß war, glaubten sie, es wäre alles wahr, was er sagte, und machten die Türe auf. Wer aber hereinkam, war der Wolf! Die Geißlein erschraken und wollten sich verstecken. Das eine sprang unter den Tisch, das zweite ins Bett, das dritte in den Ofen, das vierte in die Küche, das fünfte in den Schrank, das sechste unter die Waschschüssel, das siebente in den Kasten der Wanduhr. Aber der Wolf fand sie und verschluckte eines nach dem andern. Nur das jüngste in dem Uhrkasten, das fand er nicht.

Volvió el rufián por tercera vez a la puerta y, llamando, dijo: -Abrid, pequeñas; es vuestra madrecita querida, que está de regreso y os trae buenas cosas del bosque-.
Las cabritas replicaron: - Enséñanos la pata; queremos asegurarnos de que eres nuestra madre. El lobo puso la pata en lel alféizar, y, al ver ellas que era blanca, creyeron que eran verdad sus palabras y se apresuraron a abrir.
Pero fue el lobo quien entró. Las cabrecitas se asustaron y quisieron esconderse. Una se metió debajo de la mesa, la segunda en la cama, la tercera en el horno, la cuarta en la cocina, la quinta en el armario, la sexta debajo de la fregadera, y la más pequeña en la caja del reloj. Pero el lobo fue descubriéndolas y se las tragó una tras otra. Sólo a la más pequeñita que, oculta en la caja del reloj, no encontró.

Vokabular
der Ofen = el horno
die Waschschüssel = la fregadera
die Wanduhr = el reloj de pared
verschlucken = tragarse
der Uhrkasten = la caja del feloj





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