Ja, das
war der kleine Tuk. Er hieß eigentlich
nicht Tuk; aber zu jener Zeit, als er noch
nicht richtig sprechen konnte, nannte er
sich selbst Tuk; das sollte Karl bedeuten,
und es ist gut, wenn man das weiß.
Er sollte sein Schwesterchen Gustave warten,
die viel kleiner als er war, und dann sollte
er auch seine Aufgaben lernen; aber diese
beiden Dinge wollten sich nicht recht vereinigen
lassen. Der arme Knabe saß mit seiner
Schwester auf dem Schoße und sang
ihr alle Lieder vor, die er wußte.
Inzwischen wanderten die Augen verstohlen
zu dem Geographiebuche, das aufgeschlagen
vor ihm lag. Bis morgen sollte er alle Städte
in Seeland auswendig wissen samt allem,
was es in ihnen Bemerkenswertes gab. Nun
kam seine Mutter, die fortgewesen war, heim
und nahm ihm die kleine Gustave ab. Tuk
lief ans Fenster und las, daß er sich
fast die Augen ausgelesen hätte; denn
es war schon am Dunkelwerden, und die Nacht
rückte näher und näher. Aber
die Mutter hatte nicht die Mittel, Licht
zu kaufen.
Pues
sí, éste era el pequeño
Tuk. En realidad no se llamaba así,
pero éste era el nombre que se daba
a sí mismo cuando aún no sabía
hablar. Quería decir Carlos, es un
detalle que conviene saber. Resulta que
tenía que cuidar de su hermanita
Gustava, mucho menor que él, y luego
tenía que hacer sus deberes; pero,
¿cómo atender a las dos cosas
a la vez?
El pobre muchachito estaba sentado con su
hermana en el regazo y le cantaba todas
las canciones que sabía, mientras
sus ojos echaban alguna que otra mirada
al libro de geografía, que tenía
abierto delante de él. Para el día
siguiente habría de aprenderse de
memoria todas las ciudades de Zelanda y
saberse, además, cuanto de ellas
conviene conocer. Llegó la madre
a casa y se hizo cargo de Gustavita. Tuk
corrió a la ventana y estuvo leyendo
hasta que sus ojos no pudieron más,
pues había ido oscureciendo y se
hacía de noche. Pero su madre no
tenía dinero para comprar velas.